Es una neurotoxina hecha por la bacteria llamada Clostridium botulinum.
Esta toxina produce botulismo cuando se ingieren alimentos contaminados con la toxina botulínica. Esta enfermedad se caracteriza por que se desarrollan alteraciones como sequedad de boca, náuses y vómitos además de parálsis muscular progresiva.
La capacidad que tiene la toxina botulínica se aprovecha en la medicina para el tratamiento de enfermedades neurológicas que generan una hiperactividad muscular.
Una de las especialidades en la que la toxina botulínica aporta mayores beneficios terapéuticos es en la neurología, su uso más frecuente es en ciertas enfermedades que se caracterizan por movimientos involuntarios, como el caso de las distonías.