Falta de Apetito en Niños

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Escrito por: La redacción de Top Doctors
Creado: 2024-09-17

¿Qué es la Falta de Apetito?

La inapetencia es un trastorno que consiste en la falta de apetito; puede ser continuo o momentáneo. Puede tener varias causas, algunas patológicas, y acarrear consecuencias graves. A menudo produce una pérdida de peso repentina que puede producir un debilitamiento tanto físico como psicológico.

Consecuencias de la falta de apetito

 

Las consecuencias más habituales de falta de apetito son las siguientes:

  • No se consumen los nutrientes y las calorías necesarias para mantenerse sano y se produce un deterioro psicofísico;
  • Adelgazamiento;
  • Deshidratación (este problema puede ser especialmente agudo en los ancianos y los niños, especialmente en verano).

Pruebas para la falta de apetito

 

Su médico puede recomendar, entre otras cosas, las siguientes pruebas para excluir o confirmar las causas patológicas subyacentes a la falta de apetito:

  • Hemograma
  • Examen fecal
  • Prueba de celiaquía
  • Prueba diagnóstica para detectar la presencia de la bacteria Helicobacter pylori
  • Pruebas de salud hepática
  • Análisis de sangre para asegurarse de que no sufre una deficiencia de determinadas vitaminas

¿Cuáles son las causas de la falta de apetito?

 

La falta de apetito puede deberse a una multitud de causas. A continuación vemos las más frecuentes, que suelen ser la causa de la falta de apetito cuando dura varias semanas:

  • Patológicas: entre las que se incluyen la anorexia y la bulimia, casi todos los tipos de cáncer, problemas respiratorios como la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), infección por VIH, problemas hepáticos como la hepatitis y la insuficiencia hepática; Meningitis, problemas de hipotiroidismo, infecciones intestinales y del tracto urinario, algunos tipos de trastornos cardíacos.
  • Consumo de medicamentos: cuando se toman determinados tipos de medicamentos, el apetito puede disminuir significativamente (por ejemplo, medicamentos para la quimioterapia o algunos antibióticos).
  • Intolerancia a ciertos alimentos.
  • Razones fisiológicas: estos casos no deben ser motivo de alarma, ya que se deben a cambios completamente naturales, pero aún así es aconsejable hablar con su médico para excluir otros factores. Las razones fisiológicas incluyen los cambios estacionales, el embarazo, la edad de la dentición de los recién nacidos, un cambio en los alimentos (por ejemplo, si se comen alimentos a los que no está acostumbrado durante un viaje), etc.
  • Razones psicológicas: cuando se sufre un duelo, depresión u otras formas de malestar psicológico, es muy habitual no sentir apetito. Los períodos de estrés o de cambio (comienzo de un nuevo trabajo, mudanza, fin de una relación, etc.) también pueden influir en la falta de apetito. Obviamente, la gravedad del problema depende de la causa subyacente del malestar que se está experimentando.

Tratamientos para la falta de apetito

 

Dependiendo del tipo de molestia que provoca la sensación de falta de apetito, existen varias maneras de contrarrestar este problema:

  • Tomar alimentos que contienen muchos nutrientes y que proporcionan una alto aporte calórico; puede ayudar hacer varias comidas pequeñas durante el día, en lugar de forzarse a hacer las 3 «grandes» comidas formales. Se aconseja consumir alimentos que contengan muchas vitaminas (especialmente las del grupo B), proteínas y ácidos grasos.
  • Practicar actividad física: el deporte ayuda a estimular el apetito de la manera más natural. Tenga en cuenta que deberá ajustarse la dieta para evitar la pérdida de peso, aumentando el aporte calórico diario. 
  • Intentar, en la medida de lo posible, comer con otras personas, y hacer del momento de la comida un ritual y un momento para compartir con tus seres queridos: puede ser útil cocinar con alguien más, o buscar nuevas recetas que estimulen la curiosidad y el deseo de experimentar, convirtiendo la comida en un «juego» agradable.
  • En algunos casos, si comer se vuelve tan difícil para al paciente que le causa rechazo y náuseas, el médico puede decidir recetar medicamentos o suplementos para estimular el hambre.
  • Una vez que se han excluido todas las causas físicas a través de pruebas médicas, es razonable creer que la pérdida de apetito puede deberse a algún tipo de sufrimiento psicológico. Dependiendo de la gravedad del problema, podría ser apropiado ponerse en contacto con un psicólogo o psicoterapeuta para emprender un camino que lleve a superar estos problemas y recuperar el bienestar psicofísico. También es siempre aconsejable aprender a lidiar con el estrés, para lo cual puede ser útil practicar yoga, relajación o meditación, tener alguna afición, etc. Además, para mantener el estrés bajo control, se puede escribir en un diario lo que provoca ansiedad, o hablar de ello con un amigo o familiar.