Tóxina Botulínica
La Toxina Botulínica es una neurotoxina que se emplea tanto para tratamientos faciales estéticos como para atender diversas Enfermedades Neurológicas
Cada paciente tiene un mejor o peor pronóstico, lo bueno que tiene la Toxina Botulínica es que, aplicada al paciente adecuado y en los lugares adecuados, el porcentaje de éxito está por encima del 90%.
Otro punto postivio del uso de esta sustancia son los escasos efectos secundarios que produce en el organismo. De hecho, en la gran mayoría de los casos, los efectos negativos derivados del tratamiento son casi inexsitentes. Esto es porque se trata de un tratamiento que es local, por lo que no pasa a la sangre. Lo peor que puede suceder es que haya una infección en el lugar de la inyección pero que, tomando las medidas higiénicas adecuadas, no debería ocurrir.
Los Especialistas deben tener particular precaución con los pacientes anti coagulados. Ante un paciente de este tipo, se podría provocar una debilidad no deseada del músculo que no duraría más de 4 semanas, sin embargo, sí que perjudica la calidad de vida del paciente.
El uso de la Toxína Botulínica es frecuente en Neurología, de hecho sus aplicaciones en esta especialidad son muy diveras. Por ejemplo, si se aplica en un musculo de la cara con presencia de arrugas, va a mejorarla y hacerla desparecer durante un tiempo. Si la aplico en un músculo que tiene mucho tono, se logra relajarlo, con lo cual el paciente puede mover la articulación mejor y con menos dolor.
Si hay una posición anormal, como en una Tortícolis en donde el paciente tiene el cuello desviado por la contracción de un músculo, al debilitar ese músculo, el paciente deja de presentar la afección sin perder funcionalidad. Aunque la realidad es que la Toxina Botulínica no cura de manera definitiva, sí que mejora el dolor enriqueciendo así la calidad de vida del paciente.