Técnica y posibles riesgos de la pHmetría esofágica 24h
Explican los expertos en Aparato Digestivo que para la realización de la pHmetría el paciente tiene que estar en ayunas al menos entre 6 y 8 horas
Antes
Además, salvo que el médico prescriptor indique lo contrario, es necesaria la suspensión de algunas medicaciones como los inhibidores de la bomba de protones (omeprazol, pantoprazol, lansoprazol, etc) al menos 7 días antes o los antagonistas de los receptores H2 al menos 2 días antes. Por otra parte, si el paciente toma otras medicaciones, como antagonistas del calcio o nitritos, debe consultar con el médico prescriptor la necesidad de suspenderlas; nunca debe hacerlo el paciente por cuenta propia.
Durante
Durante las 24 horas que dura la pHmetría el paciente debe anotar en una hoja las horas de inicio y finalización de las comidas así como los periodos de descanso y la presencia y duración de síntomas como ardor, dolor, tos, náuseas, etc. Esta información es imprescindible para la correcta interpretación de los resultados. Además, es importante que durante este tiempo el paciente siga su ritmo de vida habitual, sin hacer restricciones alimentarias ni tabáquicas ni alcohólicas, si es que forman parte de la rutina del paciente. Solo así se reproducirá las características del reflujo de manera real. Es posible, sin embargo, que en función de la actividad laboral del paciente este día no pueda ir a trabajar. Lo único que el paciente no puede realizar es ducharse o bañarse, puesto que el aparato grabador no se puede mojar.
Después
Después de la prueba el paciente podrá hacer vida normal y reanudar su medicación habitual previa a la prueba.
Riesgos de la pHmetría esofágica 24h
Normalmente la pHmetría esofágica suele tolerarse bien. La introducción y el paso de la sonda por la nariz y la garganta como mucho producen algunas molestias, aunque el paciente se habitúa rápido a esta sensación.
Los riesgos más frecuentes asociados a la pHmetría son de poca importancia. Durante la colocación de la sonda pueden producirse náuseas, molestias nasales o en la garganta, tos irritativa y, a veces, pequeñas hemorragias nasales que suelen ceder de manera espontánea.
Por otra parte, muy pocas veces ocurre que no es posible introducir la sonda por la nariz o que el paciente es intolerante a ésta, por lo que se produce la prematura finalización de la prueba.