Tabaquismo: Prevención Primaria (P2)

Tabaquismo: Prevención Primaria (P2)

Top Doctors
Escrito por: La redacción de Top Doctors Fuentes: Top Doctors CO
Editado por: el 30/03/2023
El tabaquismo se está volviendo un problema de salud pública muy importante. Cada vez más jóvenes a temprana edad lo consumen y no tienen conocimiento de las sustancias tóxicas que contienen
 

tabaquismo

 

El Tabaquismo es un grave problema

 

El Tabaquismo es un problema que se ha convertido a escala mundial, en una de las principales causas de enfermedades cardiopulmonares. Los especialistas recomiendan dejar de fumar para disminuir el grado de sustancias dañinas en el organismo y evitar los daños al aparato respiratorio y circulatorio.

 

¿Qué tipo de sustancias tóxicas se encuentran en el tabaco?

 

Los mecanismos involucrados en el proceso aterotrombótico inducido por consumo habitual de tabaco son numerosos y se relacionan de forma directa con la presencia de infinidad de elementos tóxicos en las fases sólida y gaseosa del humo de tabaco: nicotina (responsable de la adicción), monóxido de carbono (expelido por tubos de escape), metano, butano, naftalina, vinilo, uretano, acetileno, cianuro, DDT, asbesto, níquel, cadmio, plomo, polonio, cromo, hidracina, fenoles, bencenos, aldehídos, nitrosaminas, alquitranes, benzopireno, radicales libres, etc. Algunas de estas sustancias químicas se encuentran en elementos de uso industrial: acetona (pinturas), amoníaco (limpiador de pisos), arsénico (venenos), cadmio (baterías de automóviles), tolueno (solventes industriales). Con el consumo habitual de tabaco se incrementan los niveles de colesterol LDL y ácidos grasos libres, hormona de crecimiento, cortisol, ADH, glucosa, glicerol, lactato y piruvato, y disminuyen los de colesterol HDL, se promueve daño endotelial con formación de placas de ateroma, se estimulan la agregación y adhesividad plaquetarias, aumentan los niveles de fibrinógeno y tromboxano, disminuyen los de plasminógeno y prostaciclina, contribuyendo todo ello a la cascada de fenómenos protrombóticos. La interacción de estas modificaciones hematológicas y metabólicas, sobre un sustrato de endotelio vascular previamente lesionado, condiciona respuestas hemodinámicas anormales (incrementos de frecuencia cardiaca, tensión arterial, gasto cardiaco, resistencias vasculares periféricas, consumo miocárdico de oxígeno) con disminución del umbral para la generación de arritmias, una disminuida reserva de flujo coronario y un evidente compromiso de su autorregulación. La vasoconstricción coronaria aguda obedecería a efectos locales de tromboxano, liberación plaquetaria de vasopresina o liberación sistémica de catecolaminas. Y se sabe que la angina vasoespástica es veinte veces más frecuente en fumadores.

 

Sustancias dañinas para el aparato respiratorio y cardiovascular

 

Los efectos deletéreos sobre los sistemas cardiovascular y respiratorio, además de su funesto impacto en carcinogénesis y otros padecimientos ya mencionados, consolidan al tabaquismo como primer mecanismo responsable y 100% prevenible de muertes en el mundo. El cigarrillo, por consumo directo o por fumador pasivo, termina anticipando la muerte de sus víctimas, disminuyendo a la mitad su expectativa de vida (se calcula en más o menos 10 años la menor sobrevida al comparar fumadores contra no fumadores). En la actualidad, más de 25% de hombres y mujeres mayores de 35 años fallecen por trastornos o enfermedades directamente relacionadas con el tabaco; y éste elimina de la faz de la Tierra más seres humanos que el SIDA, el consumo de drogas ilegales, accidentes de tránsito, suicidios y homicidios combinados. En el siglo XX se estima que murieron 100 millones de personas por tabaquismo; para el siglo XXI se espera que sean 1.000 millones.

 

En el año 2000 fueron 4,8 millones y en el 2002 la cifra se incrementó a 4,9 millones. Para poder intervenir de manera exitosa este grave problema de salud pública, con características de endemia, igual de peligroso que el hambre y la violencia, se deben identificar los mecanismos responsables en la iniciación y consolidación del consumo, partiendo de lo obvio, como son los ambientes familiar, escolar, laboral y social de los afectados, teniendo en cuenta que existen, además, agentes de seducción predisponentes, generadores, disparadores, potenciadores y perpetuadores. Todos ellos confluyen y se confabulan para mantener un status de sometimiento y dependencia física y mental del tóxico, para configurar una enfermedad adictiva semejante a la provocada por el alcohol y otras drogas psicoactivas. Se especula que la nicotina sería la segunda droga más potente en generar adicción, después de la heroína.

 

Razones para dejar de fumar

 

Las razones para dejar de fumar son obvias y contundentes, con resultados beneficiosos a corto, mediano y largo plazo, para la salud física, mental y económica del individuo y su comunidad. Desde el primer día de cesación comienzan a desactivarse todos los mecanismos involucrados en los procesos de disfunción endotelial y carcinogénesis, con mejoría evidente de la función pulmonar hacia los tres meses, reducción del riesgo coronario a un año, de accidente cerebro vascular entre 5 y 15 años y de cáncer bronco-pulmonar y EPOC hacia los 10 años, aunque con el cáncer puede esperarse que ocurra hasta 20 años después de haber abandonado el cigarrillo.

 

Dejar de fumar genera beneficios tangibles a cualquier edad e incrementa, sin duda alguna, la expectativa de vida. Las propuestas más efectivas para incentivar el abandono del cigarrillo deben involucrar no sólo a la familia y otros personajes de su entorno social, sino a los diferentes profesionales de la salud que deben participar en su manejo: médicos de atención primaria y especialistas, psicólogos, enfermeras, trabajadoras sociales, terapistas respiratorias, rehabilitadores cardiovasculares, deportólogos, etc. Las estrategias de prevención primaria deben ser entusiastas, agresivas, documentadas, seductoras y permanentes, de modo que generen corrientes de empatía con las potenciales víctimas futuras, abundando en razones convincentes y evidencias incuestionables, que le faciliten al niño, al adolescente y al adulto en riesgo, suficientes elementos de juicio para dimensionar la magnitud del problema.

 

En ese proceso se debe contar con el apoyo de instancias gubernamentales que implementen mecanismos coercitivos eficaces para desarrollar planes de «contra-mercadeo», desestimular y, eventualmente, sancionar el consumo:

 

1. Prohibir la publicidad explícita en medios masivos de comunicación (prensa, radio, televisión, Internet), vallas o pancartas callejeras urbanas y rurales

2. Eliminar el patrocinio financiero de justas deportivas, conciertos y otros espectáculos de masas

3. Prohibir la venta de cigarrillos, en cajetillas o al menudeo, a menores de edad en tiendas, supermercados, kioscos o carritos ambulantes

4. Restringir la disponibilidad y fácil acceso a dispensadores automáticos ubicados en hoteles, clubes sociales, restaurantes, aeropuertos, centros comerciales y deportivos, etc. Una mejor opción sería prohibirlos y retirarlos

5. Incrementar la carga impositiva, de manera que el costo final de una cajetilla de cigarrillos sea suficientemente alto para castigar la economía del consumidor

6. Utilizar al menos 50% de la superficie física de la cajetilla para difundir mensajes de alerta sobre los riesgos mortales del tabaquismo y no solamente la anodina frase «el tabaco es perjudicial para la salud»

7. Prohibir de manera absoluta y terminante el consumo de cigarrillo en espacios cerrados (cines, teatros, cafés, bares, discotecas, restaurantes, fuentes de soda, bancos, centros comerciales, aeropuertos, oficinas, colegios, universidades, etc.), o en espacios abiertos en los que por su alta concentración de visitantes deba, igualmente, vetarse su consumo (parques, plazas de toros, estadios y otros establecimientos deportivos)

8. Propugnar por una legislación más rigurosa que expanda los espacios libres de humo

9. Diseñar programas de educación dirigidos a los segmentos más vulnerables de la comunidad para prevenir la iniciación del consumo, reducir su utilización, prevenir las enfermedades relacionadas con el tabaco y detectarlas y manejarlas de manera oportuna cuando hagan su aparición. Esto debe incluir, prioritariamente, programas escolares que desarrollen información amplia, ilustrada, intimidante incluso, basada en la evidencia más impactante disponible, y que ofrezca un entrenamiento inteligente a profesores y padres de familia generosamente involucrados

10. Elaborar y poner a funcionar estrategias que ayuden a los consumidores en su propósito de parar de fumar, incluyendo consejerías y líneas de ayuda telefónica. Multiplicar los núcleos de terapia grupal, semejantes a los de alcohólicos y narcómanos anónimos.

11. Enseñar a los estudiantes y profesionales de la salud cómo se debe obtener y registrar la información pertinente sobre el status de fumador de un paciente: edad de iniciación, tiempo promedio de vida como fumador activo o pasivo, tipo y presentación del tabaco consumido, número de unidades/día, profundidad de la inhalación, circunstancias de la vida diaria que estimulan o facilitan su consumo, presencia o no de síntomas probablemente relacionados con su adicción, etc.

12. Estimular en los pequeños y grandes agricultores del tabaco idéntica política de sustitución de cultivos a la que se ha implementado en nuestro país con coca, amapola y marihuana. El tabaco es igual de peligroso que estas otras plantas y amerita un enfoque terapéutico similar

 

Solamente con la convicción íntima de estar en lo correcto y con perseverante voluntad de seducción, podremos desarrollar una documentada y agresiva campaña de pedagogía individual o colectiva con nuestros pacientes, obteniendo resultados gratificantes. Se han documentado incrementos significativos de abandono del consumo, cuando los médicos les dedicamos unos minutos más de la consulta para hablar con ellos de sus adicciones y de enfoques terapéuticos o de prevención. Seremos coherentes con nuestra misión de cardiólogos sólo en la medida en que podamos desactivar el más perverso y deletéreo de todos los factores de riesgo cardiovascular.

 

Cardiología