Síndrome Febril: Causas, síntomas y tratamientos
El Síndrome febril se caracteriza por la presencia de una temperatura elevada, que puede estar relacionada con diversas causas, como infecciones, enfermedades autoinmunes o deshidratación.
¿Qué es el Síndrome Febril?
El Síndrome Febril es una condición que, entre comillas, se refiere a la presencia de una temperatura superior a la habitual. Esta elevación de temperatura puede estar asociada a fiebre propiamente dicha, la cual podría indicar una enfermedad relacionada con infección, enfermedades autoinmunes o exposición a factores como deshidratación severa o insolación.
También puede manifestarse la hipertermia, que no está relacionada con infecciones ni enfermedades en sí, sino que, por ejemplo, puede ser provocada por una alergia. En este caso, se produciría una dilatación de las arterias y venas, ocasionando una mayor pérdida de calor corporal sin que exista una fiebre franca. Por consiguiente, es necesario identificar las causas de cada proceso para llevar a cabo un manejo adecuado.
Tipos de Síndrome Febril
Algunos de los tipos de Síndrome Febril son:
- Síndrome Febril Agudo: Se refiere a procesos de reciente instauración, como aquellos que duran horas, días o semanas.
- Síndrome Febril Prolongado: Persiste después de tres semanas sin una causa aparente reconocida, lo que conlleva la necesidad de explorar causas de origen diverso.
- Fiebres Recurrentes: Son procesos que se presentan periódicamente, se pueden manifestar semanalmente, cada 15 días o cada mes. Estos casos tienen un origen distinto y pueden ser asociados a enfermedades cíclicas como el Paludismo, así como otras patologías más específicas que se prolongan en el tiempo.
Tratamiento
El manejo de la fiebre depende de si se ha determinado su causa subyacente. En algunas ocasiones no es conveniente reducir la fiebre prematuramente, esto se debe a que existe el riesgo de ocultar una patología más grave.
Por ejemplo, si una persona, ya sea niño o adulto, presenta dolor abdominal junto con fiebre, la administración de un antipirético podría aliviar el dolor primario o bajar la fiebre que indica procesos más complejos, como apendicitis, obstrucción intestinal o un problema quirúrgico. Si no se detecta tempranamente, esto podría llevar a una peritonitis u otros problemas de mayor envergadura en cuestión de horas.
Recomendaciones para reducir la fiebre
Hay procesos febriles que requieren un tratamiento temprano. Por ejemplo, en el caso de niños con predisposición a desarrollar fiebre, especialmente en ciertos grupos infantiles, que cuentan con antecedentes familiares de convulsiones febriles simples o complejas. En estos casos se hace necesario gestionar la fiebre de manera inmediata.
Existen recomendaciones especiales para reducir la fiebre sin recurrir a medicamentos. Por ejemplo, en casos donde el paciente presenta fiebre y sus palmas de manos y plantas de los pies están frías debido a la vasoconstricción, esto impide la pérdida rápida de calor en esos puntos y dificulta el control de la fiebre.
Se sugiere calentar las manos y los pies de alguna manera, ya sea mediante fricción, bolsas de agua tibia u otro método para generar una vasohidratación en esas áreas y así promover una pérdida de calor más efectiva, lo que facilitará una reducción más rápida de la temperatura corporal.
Además, es importante mantener una hidratación adecuada para promover la micción y las pérdidas de calor a través de la orina y las deposiciones. Estas pérdidas de calor a diferentes niveles ayudan a controlar la temperatura de manera más eficiente.