Rinoplastia, ¿cómo es la intervención?
La Rinoplastia es de las cirugías con el menor número de eventos adversos o complicaciones
Dependiendo de la técnica que el cirujano decida utilizar después de un análisis concienzudo de cada paciente, y con base en su experiencia y en sus resultados, puede concluir si la Rinoplastia se deba efectuar por vía abierta o externa, en cuyo caso deberán hacer un pequeño corte, el cual se realiza como una pequeña V invertida para camuflarla lo mejor posible, en la parte más delgada del puente nasal que separa ambos orificios (narinas).
Esta vía de abordaje, o sea la forma y el camino en que uno expone o descubre las estructuras nasales a ser modificadas, puede ser la mejor en muchos casos, sino la mayoría, de Rinoplastias secundarias o revisionales, cirugías reconstructivas, narices asociadas a Labio Leporino y paladar hendido o cualquier otra malformación facial asociada, narices muy asimétricas aun cuando sean de primera vez o en aquellos casos en donde se prevea emplear una técnica que exija la mayor visibilidad posible.
El otro corte en la piel que puedes encontrar en algunas Rinoplastias, puede ser una pequeña línea curva muy cerca del pliegue en donde se une la base nasal al labio en su porción blanca. Este corte se realiza cuando se debe reducir el ancho de las narinas u orificios nasales.
En cualquier caso, de los mencionados, la cicatriz llega a ser imperceptible hacia el segundo o tercer mes, y en mi experiencia nunca han sido problema en absoluto.
Cabe mencionar, que en aquellos casos en donde no exista la cantidad suficiente de cartílago en el interior de tu nariz, y esta requiere aumentar o corregir o reconstruir algunos componentes esqueléticos cartilaginosos bien sea en el dorso o en la punta, puede ser necesario la extracción de cartílago de la oreja (concha auricular) o de la costilla (cartílago costal).
La elección de uno u otro depende de la cantidad de material necesario, el sitio donde se va a utilizar, la experiencia del cirujano en su uso e incluso en algunos casos hasta de los deseos del paciente. Es deber de tu cirujano explicar detalladamente los pros y los contras de cada área donante en cada caso en particular.
Por otro lado, los implantes nasales, es decir elementos no orgánicos con diseños predefinidos o no, se utilizan con relativa frecuencia en todo el mundo en cirugía de nariz, así como en Cirugías de Senos (Implantes Mamarios), Cirugías de Mentón (Implantes de Silastic), Aumento de Glúteos, Aumento de Mandíbula, Aumento de Pantorrillas e incluso Aumento de Bíceps. Existen varios materiales todos con aprobación por las entidades regulatorias de los servicios médicos en todo el mundo y llevan muchas décadas de uso con notorio éxito.
El uso en Rinoplastia depende mucho de la experiencia de cada Cirujano, ya que se requiere de un manejo muy preciso en cuanto al tamaño, ubicación y manipulación de estos elementos para garantizar su éxito. En ciertos tipos raciales son extremadamente frecuentes su uso, como suelen ser en las Rinoplastias de pacientes asiáticos con dorsos nasales muy bajos, así como en Rinoplastia en pacientes afrodescendientes con dorsos igualmente bajos o poco proyectados.
Los riesgos de estos materiales han sido ampliamente estudiados a largo plazo en la literatura científica y no existe mayor riesgo demostrado cuando se compara con el uso de injertos, es decir, materiales de origen orgánico del propio paciente como son la oreja y la costilla, cuando son adecuadamente manejados e incluso varios estudios demuestran un mayor porcentaje de satisfacción desde el punto de vista estético.
Obviamente cualquier condición que presente un paciente debe estar controlada y el médico tratante debe dar el visto bueno para la Rinoplastia, la cual, al ser una Cirugía Estética por definición, no debe generar ningún riesgo para cualquier condición o enfermedad preexistente en algún paciente.
Como en cualquier cirugía, siempre existen riesgos tanto quirúrgicos como anestésicos, pero cuando revisamos y comparamos el número de complicaciones de la Rinoplastia frente a cualquier otro procedimiento estético, funcional o reparador efectuado en cualquier parte del cuerpo, la Rinoplastia es de las cirugías con el menor número de eventos adversos o complicaciones.
Entre las más frecuentes, siendo aún muy bajo, podemos mencionar el sangrado nasal, la alteración transitoria del olfato y de la permeabilidad nasal, y las relacionadas con el no obtener un resultado estético deseado. Depende de cada cirujano y de su experiencia la probabilidad de enfrentarse a alguno de estos eventos.
De todas maneras, en la literatura científica al respecto, se considera que hasta un 5 a 10% de todos los pacientes sometidos a una Rinoplastia pueden llegar a requerir un segundo procedimiento para optimizar el resultado. Cada cirujano debe hablar esto con su paciente de una manera clara, abierta y honesta, ya que esto es parte de la práctica profesional y en ninguna actividad humana se debe esperar el 100% de resultados exitosos, así que no es la cirugía ajena a esto.
Rinoplastia y SeptorRinoplastia
Los dos términos son casi sinónimos, aunque la septorRinoplastia implica una modificación obligatoria del septum o tabique nasal que va más allá de tomar una pequeña porción para utilizar en el diseño de injertos, como se suele hacer en la Rinoplastia. La septorRinoplastia implica modificar la posición, el tamaño, la dirección del esqueleto nasal de la línea media llamado septum o tabique.
En la medida en que se desarrollan más técnicas para mejorar la nariz, así mismo van apareciendo nombres extensivos a la Rinoplastia, que pueden aludir a la tecnología usada (Rinoplastia Ultrasónica), al grupo racial que caracteriza un tipo de nariz (Rinoplastia Étnica), al número de veces en que ha sido sometida a cirugía la nariz (Rinoplastia primaria, secundaria, terciaria y más), o a las necesidades de mejorar la función o solo la estética nasal (septorRinoplastia Funcional y Estética, Rinoplastia Estética).
¿Insatisfecho con la operación?
No existe una regla general para responder a esta pregunta, ya que cada caso debe ser individualizado frente a múltiples variables. Como guía para esto debe considerarse que el proceso inflamatorio en cualquier cirugía o intervención dura un año. Esto quiere decir que nuestro organismo vuelve a estar en las condiciones más similares o parecidas al estado preoperatorio hacia el final del primer año. Partiendo de esto, podríamos decir que este sería el momento para una nueva intervención en caso de resultado funcional o estético no satisfactorio. Sin embargo, existen casos en donde los síntomas obstructivos producidos en la primera Rinoplastia ocasionan una seria afectación de la calidad de vida, lo cual obliga a una intervención o revisión o reconstrucción más temprana.
Del mismo modo, algunas alteraciones estéticas pueden llegar a ser de tal magnitud que impiden el desarrollo normal de las actividades del individuo y también podrían obligar a una cirugía secundaria o revisional antes del primer año. En términos generales, encontramos que un gran número de quejas expresadas por el paciente son por alteraciones de naturaleza transitoria y autolimitadas, y que muchos pacientes que desean un mejor resultado temprano lo terminan consiguiendo naturalmente sin nuevas reintervenciones con sólo esperar a que el organismo cumpla su proceso.
Es deber del cirujano explicar claramente al paciente y con base en su experiencia, qué va a mejorar por sí solo y qué otras cosas definitivamente requieren de revisión en el quirófano. Esto sólo se logra a partir de una sana relación médico-paciente en donde se haya construido un respeto y confianza mutuas. Finalmente, la decisión de reintervenir un paciente debe ser tomada después de un análisis serio y profesional de los pros y contras del momento en que se tome esta decisión y con plena participación de ambas partes.
La Rinoplastia secundaria o reconstructiva es aquella que se realiza en narices con uno o más procedimientos previos. También se incluyen en este grupo aquellas narices manipuladas por sustancias infiltradas como biopolímeros, biogeles, sometidas a Rinomodelacion, Hilos Tensores, o las narices que han sufrido un trauma.
Cada caso de estos debe ser rigurosamente examinado y determinar qué opciones existen de reconstrucción, poner en balance los riesgos y los beneficios y considerar las mejores alternativas de manejo, incluyendo la opción de no intervenir más una nariz.
Se considera el reto más grande para cualquier cirujano de nariz y exige mucha experiencia en este campo, ya que puede demandar técnicas de reconstrucción avanzada como puede ser el uso de colgajos locales, regionales o distales (utilizar tejidos de otras partes cercanas o no de la nariz para reconstruirla).
En la mayoría de los casos de reconstrucción, se puede manejar con injertos de cartílago de la oreja (concha) o de la costilla (cartílago costal) o incluso implantes compatibles con los tejidos esqueléticos nasales. Según la experiencia de cada cirujano, y partiendo del tipo de defecto que requiera ser reconstruido, se define cuál es la mejor opción.
En estos casos es muy importante que el paciente entienda absolutamente todos los riesgos y comprenda las limitaciones de los resultados, ya que se considera prácticamente imposible obtener un resultado cercano a la perfección en este tipo de cirugía y estos resultados no deben ser comparados a los que se pueden obtener en cirugías de primera vez en donde los tejidos, su aporte sanguíneo y sus relaciones anatómicas estén intactas.
A pesar de esto, la reconstrucción mejora significativamente los defectos más notorios y la función nasal en su gran mayoría de casos, otorgando mejor calidad de vida y mayor satisfacción al paciente, quien suele venir con mucha frustración de su experiencia vivida.
La mejor forma de evitar pasar por todo este proceso es buscar a un Cirujano con experiencia demostrada en Cirugía Nasal y no dejarse llevar por razones de costo.