¿Qué es el Trastorno Bipolar?
El Trastorno Bipolar es una enfermedad mental que cursa con periodos en los que el estado de ánimo está alterado. Entre estos periodos o fases, el estado de ánimo puede estar perfectamente. El nombre de bipolar se refiere a los dos polos de las fases, la depresión y la euforia (llamada manía)
Estos cambios de estado de ánimo, no son los normales que se tienen habitualmente en que uno puede estar algo más decaído o contento, es un estado que interfiere significativamente con las actividades cotidianas y las relaciones interpersonales.
Causas
No existe una única causa del Trastorno Bipolar. En la actualidad se sigue estudiando el por qué aparece en algunas personas. Hasta ahora, se han identificado una serie de factores que aumentan el riesgo de padecerla. Entre ellos, se encuentran los factores genéticos y alteraciones en el funcionamiento cerebral.
El Trastorno Bipolar se considera una enfermedad familiar, es decir, se tiene más probabilidad de tenerla si se tienen familiares que la padecen. Esto es debido en la genética que influye en la predisposición a que aparezca, aunque no implica que se herede en todos los casos en que se tengan antecedentes en la familia.
Síntomas
Es una enfermedad que tiene cursa con periodos depresivos y otros de euforia, por lo que los síntomas son distintos en cada una de estas fases.
- En las fases depresivas aparecen síntomas propios de la Depresión, entre los que destacan ánimo triste, desesperanza, disminución del interés por actividades previamente realizaba, dificultad de concentración, disminución de la energía, irritabilidad, disminución del apetito, de la libido y alteraciones en el sueño
- Por otro lado, en las fases de euforia, el ánimo suele estar aumentado, con sensación de omnipotencia, aumento de la actividad y de la energía, diminución de la necesidad de sueño, pensamiento y lenguaje más rápido de lo habitual, planificación de nuevos proyectos y conductas arriesgadas
Según el nivel en esta fase se habla de manía (muy aumentado) y de hipomanía (menos aumentado). Hay que llamar la atención el termino de manía, que en español estos términos en psiquiatría no tienen nada que ver con su significado en el lenguaje coloquial, la manía en medicina es lo que se ha descrito, mientras que las manías coloquiales se enmarcan entre los síntomas obsesivos y compulsivos, propios de otros trastornos.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa, como en muchas especialidades médicas, en una correcta exploración clínica, en la que se recoge la biografía de la persona, sus síntomas, antecedentes en la familia, etc. Por el momento, no existen pruebas complementarias (de laboratorio o de imagen) para confirmar el diagnóstico, aunque si hay que realizarlas para descartar posibles enfermedades que cursan con síntomas parecidos. Aunque parezca que el diagnóstico entonces es arbitrario y subjetivo, no es así, ya que las clasificaciones internacionales pormenorizan una serie de criterios necesarios para poder realizar el diagnóstico.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento para el Trastorno Bipolar no es la curación, ya que es una enfermedad crónica, sino la estabilización del estado del ánimo y el control de las fases con idea de que haya el mínimo impacto y la mejor calidad de vida en la persona y en su entorno. Para ello, hay que tratar con diferentes fármacos según la fase en la que se encuentre la persona y utilizar otros medicamentos para evitar recaídas. Así, por un lado, tendría un tratamiento a largo plazo, que trata de mantener el estado de ánimo en la normalidad, y por otro, medicación que trate los periodos depresivos y de manía.
Además de los tratamientos farmacológicos, hay otros abordajes psicoterapéuticos complementarios, como la psicoeducación, la terapia cognitivos conductual, o terapia centrada en la familia, que pueden ayudar a que el curso y las fases de la enfermedad sean lo menos disruptivo posible en la vida de la persona con Trastorno Bipolar y sus familiares.
El tratamiento no es igual para todas las personas, ya que la respuesta varía de una a otras, por lo que debe hacerse según cada caso. No obstante, hay una serie de guías terapéuticas generales en las que se basa el diseño del tratamiento específico.