Prevenir el Virus del Papiloma Humano
El Papiloma Humano es un virus del que existen alrededor de 100 tipos conocidos. De todos, unos 40 afectan al epitelio genital y anal, y de ellos unos 15 son considerados de alto riesgo
Se trata de un virus de transmisión sexual fácil, incluso en un contacto piel a piel. La penetración no es imprescindible para el contagio y, por tanto, el preservativo no protege completamente a la pareja sexual.
Existen diversos factores que contribuyen a que la infección se haga persistente: Tabaquismo, alteraciones del sistema inmune, alto número de embarazos o toma prolongada de anticonceptivos orales. Además, la infección por uno o más tipos oncogénicos de HPV ha demostrado ser la causa necesaria para padecer el desarrollo de un cáncer de cérvix uterino. La población más propensa a padecer esta patología es la adolescente o aquellas personas que han tenido múltiples parejas sexuales. Hasta un 75% de las mujeres han estado en contacto con el virus en algún momento de su vida, pero la mayoría de la población consigue eliminar la infección de forma asintomática o subclínica.
El Virus del Papiloma Humano no acostumbra a presentar ningún síntoma, pero en ocasiones pueden aparecer verrugas en el área genital o perianal. Si se realizase la exéresis de una verruga sería conveniente proceder a su análisis mediante Biopsia para descartarlo. Esto hace recomendable la revisión ginecológica periódica y la práctica de una citología cervicovaginal y, en caso de duda, la determinación del virus en vagina mediante técnicas de PCR recogiendo simplemente una muestra de secreción vaginal de forma muy sencilla e indolora. Su detección permite establecer un plan de seguimiento mediante citologías periódicas y en su caso biopsias, Colposcopia y otras técnicas de diagnóstico.
Lo más recomendable para evitar la aparición de este virus es participar en el programa poblacional de vacunación que todas las comunidades autónomas tienen a disposición de la población en edad escolar, si bien investigaciones recientes demuestran que no existe un límite de edad para proceder a administrar la vacuna, pudiéndose beneficiar incluso población de pacientes infectadas o que se hallen en un nivel inicial de lesión precancerosa.
Las lesiones cutáneas, vaginales o superficiales se pueden tratar con pomadas o cremas específicas, algunas basadas en podofilino o en extractos del árbol del té verde u otros preparados farmacológicos. Si estos fracasan se puede proceder a su destrucción, pero sería mejor realizar una exéresis y su análisis por Biopsia. En aquellos casos en que la infección persiste y se convierte en un proceso intracelular, es conveniente consultar con el especialista ginecólogo, urólogo o dermatólogo para proceder a su seguimiento y eventual tratamiento quirúrgico para evitar que se desarrolle una enfermedad cancerosa.