Osteoporosis: su relación con el Cáncer, diagnóstico y tratamiento
La Osteoporosis (OP) es un importante problema de salud a nivel mundial. Se estima que hay más de 200 millones de personas en el mundo que padecen OP y que, por consiguiente presentan un mayor riesgo de fracturas, la consecuencia clínicamente más significativa de la enfermedad. Aunque no es la única enfermedad del metabolismo óseo, sí es la más frecuente
Es una enfermedad en la que el hueso está correctamente calcificado, pero existe menor cantidad de hueso por unidad de volumen. Además, existe una alteración de la microarquitectura ósea. Es decir, que nos encontramos con un hueso que tiene “menos cantidad” pero además es de “peor calidad”. Esto conlleva una disminución de la resistencia del hueso frente a los traumatismos o la carga, con la consiguiente aparición de fracturas.
Osteoporosis y Cáncer
Los pacientes que han sufrido Cáncer, en general tienen más factores de riesgo para sufrir Osteoporosis. El propio cáncer puede ser uno de ellos. A veces, durante periodos prolongados presentan situaciones de inmovilización, sedentarismo el cual es uno de los principales “enemigos” para que el hueso se forme correctamente, pero, es que además, con frecuencia precisan de tratamientos (Quimioterapia, Radioterapia, Corticoides) que afectan de manera directa e indirecta y negativa al hueso, impidiendo su correcta formación.
Hay algunos cánceres que “se alimentan” de determinadas hormonas, son “hormono-dependientes” por lo que hacen falta usar terapias hormonales, tratamientos que bloqueen, inhiban dichas hormonas, a pesar de que esto influya negativamente para la correcta calcificación del hueso. Es el caso de la terapia hormonal para el cáncer de mama o de próstata. Estos tratamientos reducen los niveles de estrógenos o la hormona masculina testosterona (hormonas que ayudan a mantener la densidad ósea) por lo que contribuyen a la pérdida de masa ósea.
El hueso es un tejido vivo, está en constante renovación, en constante movimiento. Por un lado se forma hueso nuevo (formación ósea), y, simultáneamente, se destruye hueso envejecido (reabsorción ósea). Aparece osteoporosis cuando se rompe el equilibrio entre ambas, bien porque disminuya la formación de hueso nuevo, bien porque aumente la reabsorción, o bien por ambas causas simultáneamente. Tanto la quimioterapia como radioterapia actúan directa e indirectamente en este equilibrio, rompiéndolo y favoreciendo la aparición de Osteoporosis.
Diagnóstico
Tras haber realizado en la primera consulta una anamnesis, un “interrogatorio” dirigido centrado en identificar posibles factores de riesgo existentes, se completa el estudio para conseguir una valoración global del paciente realizando:
- Un análisis de sangre y orina, que el paciente tiene que recoger durante 24 horas, para ver los niveles circulantes de calcio, fósforo en sangre y la eliminación de los mismos por orina, así como determinación de otros elementos que son importantes para una buena formación de masa ósea, como es la determinación de la vitamina D entre otros
- Una radiografía de columna para ver bien las vértebras, que no haya ninguna que haya disminuido de altura
- Una densitometría ósea: hay varias técnicas radiológicas que nos permiten hacer mediciones de la densidad mineral ósea (DMO) de los pacientes. La que utilizamos habitualmente en nuestra práctica clínica diaria, es la Densitometría ósea (DEXA). Una densitometría ósea es una prueba especial de rayos-X, utilizada para medir el contenido de calcio del hueso, normalmente en la región lumbar y en las caderas. Nos es útil para ver la DMO en un momento determinado y para valorar la evolución de la enfermedad y la respuesta al tratamiento.
Tratamiento
Con todo lo anteriormente realizado, hacemos una valoración global y de manera individual del paciente, de la situación ósea, estimando el riesgo o no que, a priori, tiene para poder sufrir una fractura. Se debe tratar todo aquel paciente que presente riesgo de fractura independientemente del valor de la densitometría. ¿Con que tratar? Es una combinación imprescindible de medidas generales no farmacológicas y, en aquellos casos que lo requieran y esté indicado, tratamiento con fármacos.
- Medidas generales, no farmacológicas, fundamentales: aumentar la actividad física al aire libre, mantener una buena ingesta de lácteos y derivados en la dieta y abstención de tóxicos (tabaco, alcohol)
- Medidas farmacológicas: por un lado se emplean fármacos que aportan suplementos de calcio y vitamina D y por otro lado, tenemos fármacos que no aportan más calcio ni más vitamina D sino que ayudan a que éstos de alguna manera “se fijen” mejor, retienen el calcio en los huesos y además mejoran la calidad de los mismos, aumentan su resistencia y disminuyen el riesgo de fracturas. Actúan de manera que el balance del que hablábamos al inicio entre la formación y la eliminación ósea, el equilibrio sea positivo o bien frenando la eliminación, o aumentando la formación, o actuando a ambos niveles. De todos ellos, hoy día los llamados “bifosfonatos” siguen siendo los fármacos de primera elección