Lagrimeo Involuntario
La Epífora o Lagrimeo Involuntario es una situación muy molesta en la que hay un desbordamiento de lágrimas sobre la mejilla, aunque puede presentarse a cualquier edad es más común entre los bebés menores de 12 meses y los adultos mayores de 60 años
Causas que lo pueden provocar
Hay dos causas principales de Lagrimeo: conductos lagrimales obstruidos o producción excesiva de lágrimas.
Si los conductos lagrimales de un paciente se estrechan o se bloquean (comúnmente conocido como rija) sus lágrimas no serán capaces de drenar y se acumularán en el ojo y, finalmente, se desbordarán por la mejilla. Este estancamiento de las lágrimas aumenta el riesgo de desarrollar infecciones y puede hacer que veamos borroso.
El exceso de producción de las lágrimas ocurre cuando se produce una irritación de los ojos como cuando se tiene Conjuntivitis o se trabaja en ambientes con calefacción.
Diagnóstico
No siempre es fácil determinar el motivo por el que un ojo llora. Por ello, es importante que el paciente sea estudiado por un Oftalmólogo especialista en vía lagrimal (cirujano oculoplástico) que explorará la superficie ocular y el estado de los conductos lagrimales en el gabinete de consulta. En ocasiones es preciso realizar radiografías o un escáner específico de la vía lagrimal.
Tratamiento
Si el motivo es un exceso de producción de lágrimas habrá que tratar la causa que provoca la misma, es decir, la Conjuntivitis. Cuando se trata de bebés que nacen con el conducto obstruido, tienen lagrimeo y Conjuntivitis frecuentes se realiza un sondaje de la vía lagrimal, lo cual es un procedimiento fácil, seguro y altamente efectivo.
Si el paciente presenta una obstrucción de los conductos lagrimales la solución pasa por crear una nueva vía de drenaje entre el ojo y la fosa nasal. Esta intervención puede realizarse a través de la piel, a través de la fosa nasal o bien a través de los propios conductos lagrimales empleando un láser especialmente diseñado para esta intervención.
En cualquier caso, siempre es recomendable consultar con un Oftalmólogo especialista en enfermedades de la vía lagrimal, pues podrá ofrecer un tratamiento más personalizado a sus necesidades.