Isquemia Aguda, síntomas y tratamiento
La Isquemia Aguda es la disminución o la supresión del aporte de sangre en una zona u órgano del cuerpo como consecuencia de un taponamiento del flujo sanguíneo en una o más arterias
¿Qué es la Isquemia Aguda?
En términos generales, la Isquemia Aguda es el síndrome resultante de la suspensión brusca del aporte sanguíneo, oxígeno y nutrientes, a un determinado órgano o segmento anatómico.
¿A qué zonas suele afectar?
Son ejemplos clásicos el infarto agudo de miocardio, el ictus cerebral o la isquemia de los miembros inferiores. Pero conviene recordar que cualquier sector, órgano o sistema de cuerpo humano que necesite del aporte de sangre oxigenada para subsistir y desarrollar sus funciones puede ser objeto de una Isquemia Aguda.
¿Cuáles pueden ser sus causas?
La causa de la Isquemia Aguda es la obstrucción de la/s arteria/s que nutren un determinado segmento anatómico. Las principales causas patológicas de la Isquemia Aguda son la Embolia Arterial y la Trombosis Arterial. La embolia es un trombo que viaja por el torrente sanguíneo, generalmente procedente de un corazón enfermo, y se impacta en una arteria ocasionando su obstrucción e isquemia consecuente. La Trombosis Arterial se origina en la propia arteria que aporta sangre al órgano determinado. La trombosis es la formación de un coagulo en un punto enfermo de la arteria.
¿Qué síntomas presenta?
El síntoma más común es el dolor constrictivo en la zona privada de circulación. Por ejemplo, el dolor en el centro del pecho en el caso del infarto de miocardio o en la pierna si en ésta la afectada. En cambio, en el caso del ictus cerebral no existe dolor sino una disminución de la movilidad de las extremidades de un lado u otro del cuerpo o de la dificultad del habla, dependiendo del área del cerebro afectada. En el caso de la Isquemia Aguda de la pierna, se acompaña de frialdad, palidez, hormigueo y pérdida de fuerza.
¿De qué manera se trata una Isquemia Aguda?
Requiere un tratamiento especializado en un centro hospitalario. Inicialmente se administran antiagregantes plaquetarios y anticogulantes para detener la progresión del coágulo formado y posteriormente se intenta repermeabilizar el órgano afecto mediante intervenciones con catéter o con cirugía para desobstruir o reconstruir las arterias afectadas.