Insuficiencia Venosa Crónica y Várices en las piernas: Abordaje Integral
Cualquier vena anormalmente dilatada tortuosa, e irregular en su trayecto y/o función, recibe el nombre de Várice. Generalmente, cuando están cerca de la piel se ven de color azul. En esta sección vamos a referirnos a las Várices de las piernas. Por su definición es incorrecto entonces utilizar la denominación “Vena Várice”.
Es correcto usar la frase “Enfermedad Varicosa”. Las Várices y vasitos en las piernas son unas de las manifestaciones visibles de un proceso llamado Insuficiencia Venosa Crónica (IVC). La IVC y su subsecuente manifestación, las Várices y vasitos, se clasifican siguiendo un esquema llamado CEAP al cual se le adiciona además si hay o no síntomas (S) y su severidad. La enfermedad puede ser primaria, es decir cuando su causa se desconoce, o secundaria, cuando se puede relacionar exactamente como consecuencia de un evento previo como una Trombosis Venosa Profunda.
Síntomas y signos de las Várices
Es posible que no haya síntomas o pueden presentarse síntomas que no son absolutamente exclusivos de las Várices como cansancio en piernas, sensación de “pesadez”, dolor, prurito o picazón, piernas inquietas o calambres. Se pueden observar signos que tampoco son exclusivos de las Várices como hinchazón en tobillos y piernas, lesiones en piel (dermatitis, cambios de coloración, endurecimiento) y formación de úlceras. Ocasionalmente en una vena enferma se forma un coágulo que inflama la vena y el tejido circundante, esta condición se denomina “Flebotrombosis Superficial” o “Tromboflebitis Superficial” o “Varicoflebitis”, proceso que es diferente pero que puede estar asociado a “Trombosis Venosa Profunda”.
Causas de las Várices
Las venas de las piernas poseen en su interior unas estructuras llamadas válvulas que posibilitan el flujo de sangre solo en sentido hacia el corazón. Estas válvulas se pueden dañar o volverse débiles, la sangre tiende a devolverse y generar presión de adentro hacia afuera en la vena lo cual la va dilatando. Lo contrario también es cierto, es decir, que la pared de la vena se altera, se dilata, las hojillas de las válvulas se separan y se hacen insuficientes, lo cual genera aún más daño en la pared venosa y así sucesivamente cada segmento dañado puede alterar otro, o una vena insuficiente que está comunicada con otra sin alteración, igualmente con el tiempo también la afecta.
¿Quién está en riesgo?
Las personas que tienen historia familiar de Várices definitivamente tienen más posibilidad de desarrollar la enfermedad. Además, el sedentarismo, la Obesidad, los anticonceptivos hormonales, ejercicios con mucho peso, embarazos, traumatismos en las piernas, prendas ajustadas en la cintura, fajas en el abdomen (al menos por dos mecanismos: restricción de la presión negativa alternante en los movimientos respiratorios e incremento de la presión intraabdominal en solo unos cuantos milímetros de mercurio, los suficientes para alterar el gradiente venoso y obstaculizar en alguna forma el retorno venoso), Estreñimiento, permanecer largas horas en la misma posición bien sea sentado o peor aún, de pies, alteraciones anatómicas en los pies, son factores que añaden riesgo. También es cierto que, a más edad, más probabilidad de Várices. Las mujeres presentan un riesgo mayor.
El uso del tacón alto es controversial, podría pensarse que un tacón muy alto impide la total relajación y subsecuente contracción de los músculos de la pantorrilla al dar el paso, (y no menos importante en la bomba musculo-veno-tendinosa del cuello del pie) músculos que conforman una poderosa bomba muscular que es apropiadamente llamada “corazón periférico” que impulsa la sangre venosa, que de no darse esta función agravaría un problema venoso existente. Riesgo adicional tienen quienes presentan alteraciones de la planta del pie (diferentes grados de pie plano o pie cavo), ya que el importante reservorio venoso en esta área denominada Suela o Plantilla Venosa de Lejars en condiciones normales, cuando se da el paso, pasa alternadamente por unos 130 puntos de apoyo que contribuyen junto con otros elementos (Vis a Tergo, Vis a Fronte, Vis a Látere, Bomba Músculo-Venosa) con el retorno venoso.
¿Cómo se hace el diagnóstico?
Se sigue el proceso usual de la Historia Clínica, donde al examen se hace evidente el problema. Además, se hace uso del Laboratorio Vascular y ocasionalmente de medios diagnósticos invasivos.
Tratamiento
En el estado actual del conocimiento médico, si un profesional de la salud promete curar definitivamente la enfermedad varicosa, seguramente desconoce la historia natural de la enfermedad o deliberadamente está mintiendo. Los tratamientos están dirigidos a eliminar las Várices que una persona ha desarrollado hasta el momento de la consulta, sin embargo, ningún tratamiento garantiza que no aparecerán otras Várices en el futuro. Las Várices que aparezcan más adelante se tratarán más adelante. Obviamente, como parte del tratamiento, hay cambios en el estilo de vida, supresión de los factores de riesgo que pueden modificarse, medicamentos llamados “flebotónicos”, uso de soportes elásticos (medias con gradiente de presión), etc., que pueden atenuar o minimizar el problema a futuro. Además de esto, existen las siguientes posibilidades de tratamiento:
Escleroterapia
En la mayoría de los casos se realiza con espuma lo cual se denomina “Escleroespuma”. En el caso de los ejes safenos, o las venas perforantes, se realiza guiada por Eco - Doppler (Escleroespuma Eco - guiada).
Ablación Endovenosa
Se reserva esta técnica principalmente para la várice de la vena Safena Mayor en su parte del muslo u otra vena que tenga el diámetro necesario y sea lo suficientemente recta para permitir la introducción de una sonda. Consiste en hacer una pequeña incisión en la piel e introducir un catéter por dentro de la vena, hacerlo avanzar y luego ir retrocediendo a medida que se genera calor para ir bloqueando la vena. El calor se puede generar por medio de Láser, lo cual se conoce como “Láser Endovenoso” o EVLT por sus siglas en inglés, de aquí se deduce que no hay manera de tratar por encimita y sin incisiones, con un láser transdérmico, una gran várice. Otra manera de generar calor dentro de la vena es por medio de Ondas de Radio o Radiofrecuencia, especialmente con la tecnología debidamente registrada y aprobada en numerosos países denominada “VNUS Closure Fast”. Otras maneras de generar calor dentro de la vena están en investigación.
Cirugía Endoscópica
Con el advenimiento de la Escleroespuma se ha abandonado en gran medida este método que consiste en un pequeño catéter que lleva una cámara y un dispositivo quirúrgico para acceder a venas que están bajo áreas de piel extensamente alteradas o con úlceras.
Cirugía Convencional
Por medio de muy pequeñas incisiones se extraen las Várices, existiendo diversas técnicas, diversas posibilidades de anestesia, siempre buscando que el paciente regrese a casa el mismo día de la cirugía y reasumir sus actividades lo más pronto posible. Vale la pena indicar que tanto la cirugía convencional, la Escleroespuma, el láser endovenoso y la radiofrecuencia, tienen, en términos generales, la misma eficacia por lo menos en el corto plazo, para tratar las Várices de la Safena Mayor.
En la mayoría de los enfermos se combinarán dos o más de las modalidades descritas arriba, todo depende de cada paciente en particular, pues es en la atención del enfermo venoso donde la medicina además de necesitar la parte científica y tecnológica se convierte en un verdadero arte.