El vínculo entre la comida y las emociones: ¿cómo saber si se sufre un Trastorno Alimenticio?

El vínculo entre la comida y las emociones: ¿cómo saber si se sufre un Trastorno Alimenticio?

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Escrito por: La redacción de Top Doctors Fuentes: Top Doctors CO
Editado por: el 04/04/2023

Una persona con un Trastorno Alimenticio se mantiene con un sentimiento de culpabilidad que le causa Ansiedad y Depresión, que sólo mitiga volviendo a comer y así cae en un círculo vicioso que pone en peligro su salud mental y física

 

Trastornos Alimenticios

 

El circulo vicioso de los Trastornos Alimenticios

 

En algunas ocasiones cuando una persona come se puede sentir culpable, pero poco tiempo después supera ese sentimiento porque llega a la conclusión de que debe moderar su ingesta de alimentos y hace lo posible por cambiar su hábito.

 

Una persona con un Trastorno Alimenticio se mantiene con un sentimiento de culpabilidad que le causa Ansiedad y Depresión, que sólo mitiga volviendo a comer, y así cae en un círculo vicioso que pone en peligro su salud mental y física, por lo que a las primeras señales de un trastornó de este tipo se debe se debe acudir a un especialista para que diagnostique de forma adecuada el problema y se le pueda dar tratamiento.

 

¿Cómo identificar el tipo de hambre, fisiológica o emocional?

 

Antes emitir un juicio sobre si se padece un Trastorno Alimenticio, se deben saber identificar los tipos de hambre, si se sabe esta diferencia, se podrá por fin decidir si se requiere buscar ayuda.

 

Hambre Fisiológica: es el tipo de hambre que se debe sentir con normalidad, sus principales características es que es gradual, se puede postergar un poco sin caer en la desesperación, cuando se ingiere alimento se tiene una sensación de saciedad y no genera culpa o sentimientos negativos.

 

Hambre Emocional: tiene como principales signos la repentina urgencia con la que se necesita un alimento en específico, la persona no se siente satisfecha una vez que comió y genera vergüenza, culpa o hasta tristeza.

 

Una vez que se describieron el tipo de hambre, es importante hacerse un autoexamen sobre nuestros hábitos alimenticios y así saber si existe la posibilidad de tener un problema con la alimentación.

 

Factores de riesgo

 

Hay muchos factores de riesgo que pueden conducir a una persona a un Trastorno Alimenticio, entre los más importantes están la Baja Autoestima, Depresión, Ansiedad, presión social, familiar y hasta problemas sentimentales. Una persona se puede ver orillada a solucionar sus problemas comiendo, ya que sólo de esa forma puede satisfacer sus necesidades emocionales.

 

Los hábitos también son muy importantes, ya que al consumir más alimentos satisfactorios para uno mismo se mal educa al cerebro para no sentirse satisfecho y pedir más porciones para sentirse mejor. El cerebro segrega dopamina, una sustancia que provoca placer y si no se tiene un autocontrol adecuado se puede convertir en un mal hábito el comer de forma emocional.

 

Los trastornos de este tipo afectan más a los jóvenes entre 10 y 18 años, ya que son más susceptibles a ser orillados a los malos hábitos alimenticios, y por los estándares de belleza que presentan los medios de comunicación.

 

Los adultos en edad productiva de entre 20 a 35 años también presentan este tipo de problemas debido a su ritmo de vida, no tiene tiempo de llevar una alimentación adecuada, por lo que recurren a la comida chatarra, comer a deshoras y copiosamente.

 

Riesgos de los Trastornos Alimenticios

 

Los principales riesgos son la Obesidad, el Sobrepeso, entre otros Trastornos Alimenticios que generan enfermedades secundarias como Hipertensión, Diabetes y hasta Bulimia, Anorexia. Es importante que, si una persona presenta una necesidad imperiosa por alimentos que le está causando problemas de salud más agudos, se ponga en contacto con un Psicólogo para poder encontrar la causa emocional de su problema. 

 

Formas de tratamiento y prevención

 

El tratamiento consiste en Psicoterapia, algunas veces apoya con medicamentos vigilados por el especialista; la terapia familiar o de pareja (si es el caso), también es importante un entorno saludable, ya que ayuda mucho al paciente a sentirse mejor consigo mismo. Cuando las terapias han cesado, se le canaliza al paciente con un Nutriólogo que lo ayudará a vigilar sus hábitos y la calidad de alimentos.

 

Cuando el problema no es tan serio, se recomienda comenzar a hacer ejercicio cuando se comience a sentir Ansiedad. La compañía adecuada de amigos, pareja o familia también ayuda a desaparecer sentimientos dañinos que puedan ser saciados con comida.

 

Psiquiatría