“El especialista debe elegir un tratamiento adecuado y estar respaldado por su equipo quirúrgico”
Las Mamas Tubulares o Caprinas son una alteración congénita de la mama. Su nombre se debe a la forma de tubo que las mamas desarrollan durante su crecimiento
En la base del pecho se forma un tejido fibrótico que origina un anillo constrictor, este provoca la forma constreñida y tubular de la mama. Esta malformación no es hereditaria pero sí aparece desde el nacimiento de la paciente, aunque su diagnóstico se realiza en la adolescencia. Es en esta etapa de crecimiento cuando se empieza a apreciar la malformación, a medida que se van desarrollando las mamas.
Grados de malformación
Las Mamas Tuberosas se pueden clasificar en tres grados de malformación. El primer tipo se produce cuando el anillo constrictor es parcial y hay déficit en el polo inferior central, en la parte interna de la mama. Las areolas suelen tener tendencia a mirar hacia abajo y hacia el centro, además las mamas son un poco más grandes o se hipertrofian.
En el segundo grado, el anillo, tanto interno como externo, es más marcado y no se desarrolla todo lo que es la parte inferior de la mama. El surco mamario está más elevado y la areola es más grande e incluso a veces gigante, pudiendo alcanzar más de 10 cm de diámetro.
Finalmente, el tercer grado afecta al total de la mama, el anillo es totalmente constrictor sin poderse desarrollar y siendo acompañado por mamas muy pequeñas.
Cirugía de mamas
Actualmente no existe ningún otro tratamiento que no sea el del procedimiento quirúrgico. En función del grado, de la forma y del tipo de piel se escogerá una técnica u otra. El objetivo de la operación es descomprimir el tejido fibrótico, abrir el anillo y la mama constreñida y restablecer la forma cónica habitual.
En el caso de tener una mama grande o ptósica se deberá subir o reducir la mama. Si es pequeña, o lógico es aumentarla, en este sentido, una vez planteado el método de la cirugía, explicamos a la paciente la posibilidad del aumento mamario con prótesis. En caso de alteración de la areola también realizaremos su remodelación.
En cualquier caso, siempre se debe intentar rellenar el polo inferior, que es donde realmente falta el tejido. Por este motivo, en ocasiones se deben de hacer algún tipo de colgajo o alguna técnica dentro de la misma mama con el fin de rellenar el polo inferior. Este tipo de cirugía no es complicada, aunque sí se precisa de cierta experiencia al ser una malformación “rebelde”. Antes de una intervención, se debe de realizar una valoración de las mamas como la constricción del tejido subareolar y del tejido mamario, la altura del surco mamario, el grado de herniación, grado de ptosis mamaria o la separación de las mamas, entre otras consideraciones.
El requisito primordial para someterse a esta operación es que la paciente sea mayor de 18 años, ya que es cuando se considera que el cuerpo se ha desarrollado por completo. Si aun así el cuerpo presenta constantes oscilaciones de peso, o si el esquema corporal no está completamente ajustado, lo recomendable es esperar un poco más de tiempo.
Posoperatorio
El posoperatorio suele ser similar al de un aumento pecho respecto al nivel de molestias, dolores o periodo de reposo. El tiempo de recuperación de las mamas es mayor, debido a que, como hemos indicado, su operación es más compleja y son distintos aspectos los que se tienen que tener en cuenta.
A primera vista, las mamas pueden estar inflamadas o con edemas, pero esto es un síntoma que siempre se suele presentar después de la mayoría de operaciones. Aun así, los primeros resultados se podrán apreciar a lo largo de las semanas posteriores.
Resultados de la cirugía
Sin lugar a dudas, la cirugía de las mamas tuberosas es de las más agradecidas. Este tipo de malformaciones no se pueden solucionar solas y generalmente con los años su defecto es más pronunciado.
Con el fin de que las expectativas de las pacientes sean lo más realistas posibles, es importante informar a la paciente del tipo de problema, de la complejidad y de las posibles soluciones que existen. Es importante realizar un diagnóstico correcto para garantizar un tratamiento con éxito.
Aquellas mujeres que piensen que tienen una “mama rara” deben acudir a cirujanos plásticos expertos en este tipo de cirugías, para que sean asesoradas y obtengan el mejor resultado posible.
Por otro lado, cabe destacar la repercusión personal, social o sexual que puede acarrear este tipo de problemas. Por este motivo, el especialista debe transmitir siempre un diagnóstico correcto, elegir un tratamiento adecuado y estar respaldado por un equipo quirúrgico preparado; todo ello con la misión de conseguir unos resultados excelentes para el paciente.
Detección de alteraciones
A partir de la adolescencia, la paciente puede detectar una alteración en el crecimiento de las mamas. Actualmente, gracias a la información expuesta en internet, 30 % de las pacientes pueden intuir o detectar que sufren esta patología y ya vienen con un autodiagnóstico en consulta, donde le diagnosticamos el grado.
Otro 30 % de pacientes no son conocedoras de qué tienen, pese a que saben que tienen una malformación o que sus mamas presentan una forma muy fea o extraña como de pera, o simplemente, que son diferentes a las de amigas suyas.
Un tercer tipo de pacientes ve que sus mamas son pequeñas, pero no lo concibe como una alteración concreta, puesto que no lo relacionan con lo que realmente es una malformación.