El Daño Cerebral, una enfermedad con múltiples víctimas
Los parientes de la persona con Daño Cerebral son también afectados directos de esta enfermedad, de gran impacto en el ámbito familiar
Ninguna familia está preparada para una lesión cerebral, y las reacciones más frecuentes van desde el shock, pánico, negación, esperanza y realidad, hasta la relativa aceptación y el ajuste. Toda enfermedad de Daño Cerebral causa una crisis en el seno familiar, con un cambio de roles y una alteración de los objetivos de dicha unidad.
En un sistema familiar afectado por esta enfermedad, se puede localizar la figura del cuidador principal, quien, mediante su cuidado y trabajo, hace posible que el paciente continúe viviendo en el entorno familiar. Debido al sacrificio y renuncia en muchos casos de su trabajo, actividades de ocio o vida social, la familia y más concretamente, el cuidador principal, debe ser ayudada y asistida.
Asistencia a la familia
Aquellos que cuidan de la persona con Daño Cerebral sienten que siempre tienen que estar disponibles, y su vida se ve convertida en una montaña rusa de emociones. Estos familiares deben recibir información, educación y soporte para saber cómo y cuándo actuar ante una situación tan adversa. En esta asistencia se consideran formas de intervención como formación, implicación, consejo y terapia familiar, mediante una serie de pautas a seguir para hacer lo mejor por el paciente en todo momento.
Programas de soporte
El objetivo de estos programas es facilitar a las familias la comprensión de las consecuencias y los cambios que puede generar un daño cerebral. Consta de cuatro pasos.
El primero ellos, punto de encuentro, es un espacio de sesiones informativas interactivas. Aquí se tratan diversos aspectos relacionados con la discapacidad. En el taller de relajación, por otro lado, se enseña a relajar y a disminuir la tensión emocional y física que comporta la situación. Finalmente, en el grupo psicoeducativo se combinan aspectos educativos y terapéuticos, mientras que los grupos de información y educación sensibilizan sobre las consecuencias del daño cerebral. Todo ello con el objetivo de mejorar la calidad de vida tanto de la persona afectada como la de su familia.