Dieta Sostenible: Enfoque nutricional para cuidar tu salud y la vida en el planeta
Una Dieta Sostenible es aquella que genera un impacto ambiental reducido, contribuye a la seguridad alimentaria y promueve un estilo de vida saludable.
Implicaciones de una Dieta Sostenible
La alimentación es un pilar fundamental en la vida de las personas y es necesario entender que no sólo tiene un impacto en nuestra salud, sino también en el medio ambiente. El Día Mundial del Medio Ambiente es una invitación a adoptar cambios en nuestro estilo de vida que incluyan una reducción de nuestra huella medioambiental.
Actualmente, el sistema mundial de alimentos abarca la producción, consumo y desperdicio de éstos, y representa un porcentaje considerable del total de las emisiones de Gas de Efecto Invernadero (GEI). Se estima que, si la alimentación sigue el esquema de los últimos años, para 2050 aumentará la demanda mundial de carne y esto provocaría un aumento en las emisiones de GEI.
Una Dieta Sostenible implica la selección cuidadosa de alimentos nutritivos que promuevan la salud y el bienestar. Este modelo de alimentación busca aumentar el consumo de frutas, verduras y legumbres, y disminuir el consumo de productos de origen animal.
Agroecología y consumo local
Estos conceptos abarcan la esencia de mantener una Dieta Sostenible. La agroecología es una disciplina científica que impulsa conocimientos específicos y pretende generar una conexión entre las personas y los alimentos que consumen. Este enfoque promueve la producción de alimentos sanos, accesibles y disponibles para su uso en dietas saludables.
Por otro lado, el consumo local es una estrategia que reduce nuestra huella ambiental. Este esfuerzo pretende reducir los kilómetros que deben recorrer los alimentos desde su producción hasta la mesa. Además, busca promover una cultura de justicia hacia las personas productoras y agricultoras de alimentos.
Los beneficios de una alimentación sostenible
La Dieta Sostenible implica el consumo de alimentos más nutritivos y menos procesados, lo cual tiene múltiples impactos positivos para la salud general. En esencia, una dieta sostenible previene enfermedades no transmisibles como la Diabetes, Cardiopatía, Accidentes Cerebrovasculares y el Cáncer.
El aumento de la ingesta de frutas, verduras y hortalizas reduce la posibilidad de desarrollar Enfermedades Crónicas Degenerativas. Además, reducir el consumo de carne previene las Enfermedades Cardiovasculares y permite mantener un peso saludable. Finalmente, reducir el consumo de azúcar en los alimentos procesados disminuye la probabilidad de padecer Diabetes, Obesidad y otras Enfermedades Metabólicas.
Mantener una Dieta Sostenible puede impactar en distintas esferas de la salud, por ejemplo, permite mantener una piel saludable, reduce el riesgo de desarrollar problemas de visión, previene la desmineralización de la dentadura, reduce el riesgo de Caries, mantiene los músculos en buen estado, mejora la función cardiovascular, aumenta la protección inmunológica y disminuye el riesgo de manifestar Ansiedad, Depresión y otras afecciones psicológicas.
Un futuro verde en tu plato, eligiendo alimentos sostenibles
Una Alimentación Sostenible se basa en 10 principios fundamentales, los cuales incluyen:
- Reducir la ingesta de alimentos de origen animal
- Consumir carne de calidad que proceda de ganadería extensiva
- Elegir productos producidos de forma agroecológica
- Consumir productos locales
- Consumir productos de temporada
- Evitar alimentos transportados por avión
- Disminuir el impacto del envasado con productos a granel
- Apostar por el comercio justo
- Consumir menos productos procesados
- Evitar el desperdicio de alimentos
Un estilo de vida integral, combinando alimentación sostenible con otros hábitos saludables
Mantener hábitos saludables, como llevar una Asesoría Nutricional, es imprescindible para mantener un buen estado general de salud. Se trata de una forma general de vida que se basa en la interacción entre condiciones y patrones de conducta determinados por factores socioculturales y personales. Estos hábitos incluyen, de forma no limitativa:
Actividad Física
Caminar, andar en bicicleta, practicar deportes o realizar actividades recreativas son acciones que tienen un impacto positivo en la salud. Aumentar la actividad física de forma progresiva es fundamental para adoptar este hábito en nuestra cotidianeidad.
La poca o nula inactividad física es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar enfermedades. Las personas que no realizan ningún tipo de actividad física tienen un riesgo mayor de mortalidad.
Sueño adecuado
El sueño es fundamental para mantener una buena salud. Algunos estudios establecen que el sueño determina la forma en que nos sentimos mientras estamos despiertos. En la mayoría de las personas adultas se recomienda mantener un sueño de 7 a 8 horas durante la noche para mantener un buen funcionamiento mental.
Manejo del Estrés
Aunque en algunos casos el Estrés es inevitable, cuando este perdura por un largo periodo de tiempo, puede causar problemas en la salud. Las técnicas de relajación o las intervenciones psicológicas son de gran utilidad para aprender a gestionar estas emociones.
Prevenir y controlar el Estrés puede reducir el riesgo de desarrollar problemas médicos como Enfermedades del Corazón, Diabetes, presión arterial alta y Depresión.
Consumo de sustancias nocivas
El consumo de alcohol y tabaco repercuten en diversas dimensiones el desarrollo cerebral y, a largo plazo, pueden tener consecuencias mortales. Las adicciones son problemas que no sólo afectan al individuo, sino a toda la sociedad en conjunto.
Disminuir el consumo de estas sustancias permite mantener un buen estado de salud tanto física como mental.