Diagnóstico de la Depresión Crónica
Según diversos estudios epidemiológicos realizados el 3,5 - 4% de la población general está afectada por este trastorno, en todos los estudios se confirma que afecta en mayor proporción a las mujeres, con una razón de 2-3 veces más que a los hombres
El concepto Depresión Crónica describe el estado asociado a los síntomas clínicos de un Episodio Depresivo Mayor, pero de menor intensidad, fluctuantes y de larga duración en el tiempo (superior a dos años). Está constituido por diversos trastornos: el Episodio Depresivo Mayor con síntomas de Depresión que no responden o mejoran suficientemente con el tratamiento, o el Episodio Depresivo Mayor parcialmente recuperado, pero con síntomas residuales, y un trastorno específico e independiente del Episodio Depresivo Mayor, que es el Trastorno Distímico.
El Trastorno Distímico es una alteración del estado de ánimo en la que se experimenta un humor depresivo, que se manifiesta con desánimo y decaimiento, fatiga y falta de energía, pérdida de interés y desilusión, insatisfacción y temores inespecíficos muy variados, dificultades para mantener la atención y la concentración y para tomar decisiones, preocupación y pensamientos repetitivos y circulares sobre temas diversos, pobre autoconcepto, con sentimientos de incompetencia o inutilidad y alta sensibilidad a la crítica y al rechazo.
Lo más manifiesto en las personas que padecen este trastorno es la irritabilidad, la autocrítica, el pesimismo y la insatisfacción. Es frecuente la disminución de actividad, sobre todo las placenteras y relacionadas con el ocio, y las que implican relaciones con otras personas, aunque no está claro si esto es un síntoma o una consecuencia del malestar. También está presente la Ansiedad en sus distintas formas.
Según diversos estudios epidemiológicos realizados el 3,5 - 4% de la población general está afectada por este trastorno, en todos los estudios se confirma que afecta en mayor proporción a las mujeres, con una razón de 2-3 veces más que a los hombres. Otro dato importante es que, a pesar de estos elevados porcentajes, la prevalencia para el diagnóstico de Trastorno Depresivo Mayor es el doble que para el Trastorno Distímico.
Los psiquiatras y psicólogos clínicos consideran que los síntomas del Trastorno Distímico no son tan graves como los de un Trastorno Depresivo Mayor, porque son más fluctuantes y predominan las manifestaciones de tipo psicológico: cognitivas, emocionales o afectivas y relacionadas con la motivación. En el Trastorno Depresivo Mayor los síntomas son más biológicos y motores (inhibición, pérdida de apetito y de peso, despertar precoz) y comportan la “claudicación psicofísica”, que supone una ruptura biográfica. El paciente con Trastorno Distímico no se siente completamente diferente a como era antes, y aunque con dificultades, puede seguir manteniendo sus planes y ocupaciones. Sin embargo, por su larga duración, los síntomas del Trastorno Distímico afectan todos los aspectos de la vida de quien lo padece, incluidas sus relaciones con personas significativas, la vida laboral y el bienestar personal.
Un elemento muy importante del diagnóstico para los psiquiatras y psicólogos clínicos es diferenciar los síntomas del estado de ánimo que constituyen un trastorno de las manifestaciones afectivas derivadas de experiencias emocionales normales debidas a contingencias y a experiencias vitales inevitables pero que no tienen consideración patológica.
La experiencia de tristeza no es el elemento discriminativo de padecer un Trastorno Depresivo; sí lo es la ausencia de reactividad del humor a los estímulos ambientales y lo es también la dificultad para experimentar satisfacción. Otro elemento diferenciador característico es la ausencia de hechos concretos que expliquen la afectación del ánimo en el caso de los trastornos depresivos. A veces los síntomas del trastorno se manifiestan coincidiendo con algún estresor o acontecimiento vital, pero las alteraciones persisten más allá de la resolución del conflicto o la desaparición del estresor; incluso en ocasiones los hechos que para el paciente constituyen una situación grave, inescapable o irresoluble, no son refrendados por sus allegados.