Descubre por qué sufres Mareos o Vértigos
El Vértigo es un síntoma vestibular que consiste en una sensación de rotación o de impulsión. La palabra Mareo, en cambio, es más amplia y se refiere tanto a un desmayo, un desvanecimiento, un desequilibrio o bien una sensación de dificultad de concentración
Vértigo y cómo se diferencia de un Mareo
El Vértigo es un síntoma vestibular que consiste en una sensación de rotación o de impulsión. La palabra Mareo, en cambio, es más amplia y se refiere tanto a un desmayo, un desvanecimiento, un desequilibrio o bien una sensación de dificultad de concentración. Por ello, de entrada, se requiere hacer una valoración cuidadosa de los síntomas para llegar a un diagnóstico útil y eficaz, al que se puede acceder en la mayoría de los casos sin pruebas complementarias adicionales.
Causas del Vértigo y el Mareo
Primero se debe explicar que la estabilidad normal del cuerpo es consecuencia de la interacción continua del aparato vestibular con los mecanismos visuales y sensitivos, y que todo ello está modulado por el sistema nervioso central. Cualquier disfunción o lesión en alguno de estos mecanismos puede crear problemas de estabilidad o dar lugar a síntomas vestibulares, como pueden ser el Mareo o el Vértigo. Por ello, para el neurólogo es esencial comprender las claves diagnósticas y afrontar situaciones como un posible ingreso o la demanda de una prueba complementaria.
¿Cómo se diagnostica un Vértigo o un Mareo?
Es importante realizar una historia clínica detallada y una exploración física. Sin embargo, los últimos años se ha reemplazado el método tradicional de diagnóstico (que se basaba en las categorías clásicas del Vértigo y del Mareo, como el Presíncope, el desequilibrio o el Mareo no específico) por unos patrones sindrómicos basados en la sincronización y en los factores desencadenantes. Estos patrones son cuatro: los Vértigos que se presentan con síntomas vestibulares agudos espontáneos pero prolongados, los Vértigos que se presentan con síntomas vestibulares episódicos posicionales, o síntomas vestibulares también episódicos pero espontáneos, y en cuarto lugar la inestabilidad o el Mareo Crónico. Cada uno de estos patrones permite diferenciar las causas comunes benignas de otras poco frecuentes y más peligrosas. Es decir, con una aproximación focalizada desde el inicio se puede llegar a un diagnóstico correcto y eficiente.
Formas más frecuentes de Vértigo y Mareo
Si se distinguen entre los síntomas episódicos agudos o crónicos las formas más frecuentes son: la Neuritis Vestibular, en el caso de los episodios prolongados, el Vértigo Posicional Paroxístico Benigno, que es el tipo más frecuente, y los Vértigos recurrentes como la Migraña Vestibular, el Meniere o los accidentes isquémicos transitorios. Si se está delante de un cuadro de inestabilidad o mareo prolongado, el médico debe pensar en si ha habido algún proceso que haya podido obstaculizar la compensación con clínica adicional, como puede ser de tipo ocular (Cataratas o Estrabismo), de tipo sensitivo como una neuropatía periférica alcohólica o diabética, o bien un proceso neurológico como un parkinsonismo, que provoque un déficit en la movilidad o en la confianza provocando miedo a la caída o un trastorno psicológico.
¿Cómo se tratan los diferentes tipos de Vértigo o Mareo?
El tratamiento ha de ir unido a un diagnóstico concreto basado en la historia clínica y en la exploración. En esta exploración es fundamental el examen ocular, el examen de las maniobras vestibulares y de los test arteriales ortostáticos. El mareo, si es crónico, siempre requiere buscar una causa subyacente, con un asesoramiento adecuado, eliminando los supresores vestibulares o los tranquilizantes.