¿Cuándo operar una Lesión de Ligamentos Cruzados?
La Rotura de Ligamentos Cruzados es una de las lesiones por excelencia que padecen los deportistas, a causa de los continuos sobreesfuerzos y cambios bruscos de ritmo o de dirección del movimiento
Los Ligamentos Cruzados son los encargados de dar la estabilidad anteroposterior de la rodilla, vital para la práctica deportiva. El ligamento cruzado que más frecuentemente se lesiona es el Ligamento Cruzado Anterior (LCA) en deportes como el fútbol, el esquí o el rugby. La lesión se suele producir en un gesto de torsión de la rodilla con el pie apoyado en el suelo o un gesto de hiperextensión brusco. En muchas ocasiones, estas roturas suelen producir un ‘crack’ audible y la rodilla se hincha en el transcurso de unas pocas horas.
Normalmente, el derrame desaparece al cabo de unos días con hielo y antiinflamatorios, pero es frecuente que el paciente se sienta la rodilla “suelta” o inestable.
¿En qué casos debemos operar y en cuáles no?
El principal factor para decidir realizar la operación es el grado de inestabilidad que siente el paciente. Hay pacientes que no son capaces de correr por la inestabilidad y, en determinados gestos, como el simple hecho de pivotar jugando al baloncesto, pueden provocar un fallo por la lesión del LCA y acabar sufriendo una caída con nuevo derrame en la rodilla.
Otros factores a tener en cuenta son la edad, si se asocia a Rotura de Menisco interno o externo, el grado de actividad deportiva que realiza el paciente y el tipo de deporte, entre otros. En casos de personas sedentarias, se puede inicialmente remitir al paciente a realizar rehabilitación y volver a explorar la rodilla al cabo de 6-8 semanas, para valorar la función del ligamento dañado.
¿En qué consiste la operación?
La operación en la que se sustituye un LCA roto por un injerto, que cicatrizará en el mismo lugar que el ligamento original, se denomina plastia de LCA. Este injerto puede ser de tres tipos:
- Tendones Isquiotibiales del propio paciente: Se sacan los dos tendones recto interno y el semitendinoso a través de una pequeña incisión en la parte anterior de la rodilla. Una vez extraídos, se preparan y tensan para ser tunelizados hasta el lugar del LCA original
- Tendón rotuliano: Se toma asociado al hueso, en lo que se denomina un injerto hueso tendón hueso. Permite que los extremos óseos de la plastia cicatricen dentro de fémur y tibia, y el tendón rotuliano quede reproduciendo la anatomía y la funcionalidad del LCA
- Aloinjerto Tendinoso: Injertos provenientes de un banco de tejidos de un donante. Pueden ser de isquiotibiales o tendón rotuliano. Estos injertos tienen la ventaja de una menor agresión quirúrgica
Normalmente, la rehabilitación comienza al día siguiente de la operación hasta completar diferentes fases de la misma y vuelta a la competición a los 6 meses aproximadamente. Inicialmente consisten en una serie de ejercicios que potencien los cuádriceps y ejercicios de flexo extensión suaves (movimiento de estirar y flexionar la pierna afectada).
Posteriormente y a partir de las 3 semanas es conveniente acudir a un centro especializado en rehabilitación donde fisioterapeutas profesionales le ayudarán con todo el trabajo progresivo hasta completar la recuperación, la readaptación y la vuelta al deporte.