Conoce qué es la Leucemia y cómo abordarla
Leucemia: Qué es y tipos
La Leucemia viene del griego Leukos (blanco) y Haima (sangre). Se define como un Cáncer de la Médula Ósea que se encuentra dentro de los huesos planos.
En este Cáncer se incrementan unas células malignas llamadas blastos en las conocidas como Leucemias agudas o bien células en cierto estado de maduración pero aberrante, en lo que se denominan Leucemias Crónicas, que puede originarse de cualquiera de los precursores de la celularidad sanguínea ya sea glóbulos rojos, glóbulos blancos y sus variedades citológicas: granulocitos, monocitos, linfocitos y plaquetas.
Consecuentemente produce una disminución de producción y maduración del resto de las series hematológicas. Las células cancerosas pueden propagarse desde la Médula Ósea al torrente sanguíneo, los Ganglios Linfáticos, Médula Espinal y Sistema Nervioso Central, así como otras partes del cuerpo
Prevalencia de la Leucemia
Podemos decir que la Leucemia es el tipo de Cáncer más frecuente de la infancia, con una incidencia de 3 a 5 casos por cada 100.000 niños por año, sobre todo en su variedad aguda. En los adultos la incidencia es variable y oscila entre 1-3 casos/100.000 habitantes y año con una prevalencia que depende del tipo entre 1,5-7% del total de Tumores.
Por otro lado aunque no hay una única causa conocida para los distintos tipos de Leucemia que existen, aquellos factores que se conocen y que no son intrínsecos para cada paciente, representan relativamente pocos casos; de tal forma que cada leucemia distinta puede tener variedad de causas diferentes.
Causas y orígenes de la Leucemia
La Leucemia, al igual que la mayoría de Tumores, son el resultado de una mutación de uno o varios genes que producen activación de unas sustancias denominadas oncogenes o desactivación de aquellos genes que producen supresión del Tumor, con lo que se altera el ciclo de regulación de muerte o apoptosis de la célula, su diferenciación o su multiplicación.
Estas mutaciones pueden suceder bien de forma espontánea o como resultado de una exposición a radiación o sustancias químicas cancerígenas, además de la probable influencia de cierta predisposición genética.
Entre los factores más comunes que se han asociado a la producción de ciertos tipos de Leucemia destacan:
- Infección por cierto tipo de virus
- Radiaciones ionizantes
- Sustancias químicas como agentes alquilantes
- El benzeno
- Ciertos tipos de quimioterápicos
- El tabaco
- Algunos productos petroquímicos
- Tintes para el cabello, entre otros
Se han descrito casos también de transmisión entre la madre y el feto, además de ciertas anomalías cromosómicas como Síndrome de Down o la Anemia de Fanconi.
Un hecho controvertido es la exposición a energía no ionizante. Según comisiones de expertos, han llegado a la conclusión de que la exposición a campos electromagnéticos no eléctricos de baja frecuencia podría duplicar la incidencia de Leucemia Infantil.
Aunque a priori hay datos contradictorios, lo que se concluye es que la incidencia real anual oscila entre del 0,20 al 5%.
Síntomas de la Leucemia
En el caso de aquellas Leucemias Crónicas, la clínica es más insidiosa, incluso muchas veces pueden pasar desapercibidas con una evolución lenta, mientras que en los procesos leucémicos agudos la sintomatología es más florida, con un curso rápido.
Como resumen, al poder afectarse cualquier línea celular de la extirpe Hematológica, la sintomatología es muy variada. Algunos síntomas característicos pueden ser:
- Decaimiento, falta de fuerza, mareos, Náuseas, Vómitos, inapetencia, disminución importante de peso
- Fiebre sin una causa aparente, que puede durar varias semanas
- Dolor y aumento de sensibilidad ósea, articular y/o de extremidades
- Hemorragias frecuentes sin motivo aparente
- Palidez de piel y mucosas
- Aumento de tamaño de los Ganglios Linfáticos
Diagnóstico de la Leucemia
Como en cualquier proceso hematológico el abordaje diagnóstico debe ser sistematizado y estructurado, comenzando por una buena Anamnesis, indagando entre los antecedentes familiares o personales, seguida de una estructurada exploración física en busca de signos indirectos que nos puedan hacer sospechar el proceso etiológico: Adenopatías Periféricas, Visceromegalias, puntos sangrantes, palidez, Caquexia, etc.
Según lo anteriormente mencionado, el especialista en Hematología realizará los pertinentes estudios analíticos y morfológicos de laboratorio que pueden incluir Pruebas Genéticas o de Inmunohistoquímica o citología para etiquetar el cuadro leucémico.
Será necesario, si los resultados preliminares así lo sugieren, recurrir al estudio de la fábrica de la sangre o la Médula Ósea para ver si en ella hay indicios de enfermedad.
Finalmente, pueden ser útiles Pruebas de Imagen para valorar el grado de extensión de la enfermedad.
Tratamiento y pronóstico de la Leucemia
El tratamiento y el pronóstico dependerá, principalmente, del tipo de Leucemia que se trate y puede pasar desde simple observación hasta la aplicación de protocolos sistematizados de Quimioterapia y Radioterapia, o incluso Trasplante de progenitores hematopoyéticos en el caso de las Leucemias agudas.
El pronóstico va a depender, fundamentalmente, de:
- El tipo de entidad etiológica
- La respuesta a los tratamientos iniciales
- La presencia o no de cierto tipo de oncogenes o mutaciones cromosómicas
- La edad
- La presencia o no de conmorbilidades
¿Puede curarse la Leucemia?
Aunque a día de hoy aún estamos lejos de encontrar una cura para esta enfermedad, la tasa de curación es baja, por debajo del 15%. Hoy en día, para la mayoría de estas entidades clínicas, la única opción curativa con una tasa de morbimortalidad de hasta un 35-45% de los casos es el Transplante alogénico de progenitores hematopoyéticos.
Aunque esta terapia ha evolucionado mucho desde su inicio allá por los años 60, actualmente se dispone de procedimientos menos agresivos llamados Microtrasplantes, con una tasa de respuesta aceptable, aunque incrementando la posibilidad de recaída.
Hace un par de años se ensayó con éxito en USA la primera terapia en una paciente con Leucemia aguda mediante terapia génica a través de un vector que es un virus atenuado del Sarampión, que logró curar la enfermedad.
No obstante, aún son necesarios estudios para el desarrollo y valoración del beneficio de este tipo de tratamientos.