¿Cómo está evolucionando a partir de los nuevos conocimientos el concepto del Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)?
El Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno neurobiológico complejo y todavía insuficientemente conocido
Desde el punto de vista etiológico, se calcula que del 50% al 82% de la varianza de este trastorno es de origen genético. Los factores ambientales más importantes son la forma de educar de los padres, los sistemas de interacción familiar y el nivel socioeconómico.
Los síntomas de TDAH son la expresión final de alteraciones neurobiológicas que nacen fundamentalmente en el córtex prefrontal y los circuitos frontoestriados. En la actualidad y a partir de estos conocimientos se ha desarrollado un nuevo modelo explicativo del TDAH, que intenta explicar sus bases cognitivas, conocido como modelo dual de las funciones ejecutivas cognitivas y motivacionales, también conocido como modelo de aversión a la demora.
La versión sostiene que los niños y adolescentes con TDAH se decantan preferentemente por la obtención de una gratificación inmediata, aunque sea pequeña, por encima de una gratificación de mayor magnitud y de largo alcance, pero demorada. Dentro de este modelo, la impulsividad tendría como objetivo reducir el tiempo de demora para obtener la gratificación cuando el niño con TDAH controla su entorno.
Cuando no tiene ningún control sobre el entorno, opta por desconectar y dejar que el tiempo vaya pasando, es decir, trata de ignorar la demora. Este modelo se basa en los circuitos cerebrales de recompensa, modulados por catecolaminas que conectan regiones frontales (cingulado anterior y córtex orbitofrontal) con el núcleo accumbens. La amígdala está igualmente implicada en este sistema, posiblemente desempeñando un papel en la definición del significado motivacional de los incentivos. Asimismo, la dopamina tiene un papel clave como neuromodulador de la recompensa.
Las funciones ejecutivas cognitivas (circuito frontroestriado dorsal) son los procesos cognitivos que se ocupan del control de la conducta dirigida a objetivos mediante la planificación y ejecución de las tareas y las funciones ejecutivas motivacionales (circuito frontroestriado ventral) se relacionan con los procesos de impulso y recompensa en la realización de las acciones.
Sobre la base de lo comentado y por afectación fundamentalmente del córtex prefrontal y de los circuitos frontroestriados dorsal y ventral se condicionan la regulación de la atención, la memoria de trabajo (entre las diversas funciones ejecutivas cognitivas) y el control inhibitorio.
Existen alteraciones neuroanatómicas, neurofisiológicas neurobioquímiques y genéticas, aunque parcialmente conocidas, que explican la etiopatogenia de este trastorno. Las publicaciones actuales son inmensas.