¿Cómo alcanzar la felicidad?
Además de una sensación de bienestar que nos ayuda a conquistar nuevas metas y a sentirnos mejor con nosotros mismos, la felicidad ofrece beneficios para la salud física
Las personas felices tienen menos problemas cardiovasculares y un sistema inmunológico más resistente. La palabra felicidad se utiliza para medir el bienestar interno y externo de una persona. Estudios demuestran que tres aspectos que nos ayudan a alcanzar esta felicidad, un objetivo que persigue todo el mundo, son ser una persona positiva, optimista y agradecida.
Las personas que lo consiguen, además de sentirse mejor con ellas mismas, tienen menos problemas cardiovasculares y tienen un sistema inmunológico más resistente.
La receta de la felicidad
El 50% de nuestra felicidad viene determinada por la genética. Esto no significa que no podamos influir en este punto, ya que, por ejemplo, el peso corporal es uno de los factores determinantes.
El 10% viene determinado por la educación, la salud, el estado civil y aun así, estas situaciones se pueden llegar a modificar si queremos sentirnos mejor en la mayoría de situaciones. Finalmente, un 40% depende totalmente de nuestros pensamientos, de nuestras vidas y de cómo nos valoramos a nosotros mismos a y a los demás.
Así, pues, maneras de mejorar nuestro bienestar personal son transformar nuestras actitudes, nuestras emociones, pensamientos, y, en la medida de lo posible, nuestro entorno.
Objetivo: felicidad
Nuestra tendencia innata a la supervivencia hace que nuestro cerebro esté configurado también para sentir emociones negativas, tales como la desconfianza y el miedo. Es fundamental saber gestionarlas de forma correcta y, la primera medida para hacerlo es detectar estos pensamientos negativos.
Algunos trucos para aprender a gestionar estas emociones son romper con la rutina, establecer relaciones sociales, hacer ejercicio, reír, vivir en el presente, no hundirnos con los errores sino aprender de ellos, saber tolerar las frustraciones, ponerse metas alcanzables, querer mejorar como persona y tratar de controlar los cambios de humor.