Cirugía para la Fístula Anal
Lo habitual es que quienes sufren de Fístula Anal deban someterse a una cirugía, a pesar de que algunos casos excepcionales se resuelven de forma espontánea. Los tratamientos dependen de si se trata de una Fístula simple o compleja
Una Fístula es una conexión anormal entre dos partes, que se produce en el interior del cuerpo. Los síntomas pueden ir desde un ligero picor o escozor hasta un dolor agudo intenso, e incluso, puede haber presencia de sangrado o pus. La cirugía es el tratamiento más eficaz para aquellos pacientes que la sufren.
Una Fístula Anal es un trayecto que comunica el canal anal con la piel. Normalmente está causada por la infección de unas glándulas que se hallan en la llamada “línea dentada”, que es la zona donde acaba el recto y empieza el canal anal. En la mayoría de los casos, la infección es espontánea o idiomática, aunque en ocasiones va asociada a enfermedades inflamatorias del intestino, como por ejemplo la Enfermedad de Crohn.
La forma aguda de la infección es el Absceso Anal, que suele controlarse con antibióticos o bien mediante desbridamiento quirúrgico. El 50-70 % de los casos evoluciona posteriormente al desarrollo de una Fístula.
Normalmente los pacientes se someten a la Cirugía de la Fístula Anal. Existen sólo algunos casos excepcionales de resolución espontánea y que no precisan una intervención quirúrgica. Sin embargo, cuando la Fístula ya está establecida, el único tratamiento curativo es la cirugía.
Fístulas simples o complejas
Existen distintas maneras de tratar cada tipo de Fístula dependiendo de si el trayecto atraviesa o afecta más o menos a la musculatura esfinteriana anal (constituida por el esfínter anal interno y el externo), las Fístulas se clasifican en simples o complejas, lo cual condiciona la técnica quirúrgica a utilizar.
En el caso de las Fistulas simples, que afectan menos los esfínteres, la técnica más utilizada y con mejores resultados de curación a largo plazo es la puesta a plano, que consiste en abrir como un libro el tejido por el que pasa la Fístula para que cicatrice posteriormente.
Las Fístulas complejas que incluirían los trayectos más profundos con afectación de mucha musculatura esfinteriana, Fístulas recidivadas (ya operadas previamente) o las asociadas a otras enfermedades intestinales, precisan la aplicación de otras técnicas también de mayor complejidad, de cara a preservar la musculatura esfinteriana y su función, para evitar una posible incontinencia postoperatoria.
Dependiendo de la técnica utilizada pueden existir algunas normas más específicas, pero de forma general todo lo que se precisa es seguir un reposo relativo los primeros días de posoperatorio, con analgésicos si se precisa y una buena higiene de la zona anal, recomendándose en algunos casos la aplicación de pomadas que favorezcan la cicatrización de las heridas.