Atreverse con uno mismo para experimentar la libertad de ser
Hay que empezar a tomarse en serio y hacer un ejercicio de responsabilidad con uno mismo, pasar del por qué me pasa esto al para qué puede ser una buena manera de empezar
¿Cuánto tiempo dedicamos a nuestras familias, trabajo, amigos? ¿y nosotros? En la cultura occidental hay una tendencia a vivir de forma mecánica, no se da cuenta que la voz de las personas es la de los condicionamientos sociales donde se impone el debo por encima de lo que se siente en realidad.
Si además se le añaden los sellos y patrones que se han heredado, sobretodo de los padres se podrá dar cuenta de lo lejos que se está de nuestra verdadera esencia. Y para encontrarla se debe empezar por preguntar si se está viviendo realmente la vida que se quiere vivir. Aunque eso suponga empezar a tomar según qué tipo de decisiones liberadoras que muchas veces implican pasar por épocas de dolor.
Y ¿qué hacer con el dolor? Se puede instalar en un estado de víctima y decir “pobre de mí”, culpar a los demás de cuanto nos sucede e incluso enfadarnos con el mundo por la manera tan injusta de tratarnos “con lo bueno que soy yo cómo me pasa esto a mi”.
Pero así es muy difícil avanzar. Hay que empezar a tomarse en serio y hacer un ejercicio de responsabilidad con uno mismo. Pasar del por qué me pasa esto al para qué puede ser una buena manera de empezar. Lo que se puede vivir como la experiencia más dramática de la vida puede acabar transformándose en la más enriquecedora, en una auténtica maestra. Hay que admitir que se ha llegado al punto en el que te encuentras, por algo y para algo. Hacer consciente los temores va a dibujar el camino por el que se debe continuar para seguir evolucionando, y para evolucionar hay que atreverse con uno mismo, es decir: abrirse a la posibilidad de experimentar la verdadera libertad de ser.
Hacer conscientes los miedos, condicionamientos, sellos y patrones adquiridos de forma responsable y amorosa brindará la posibilidad de conectarnos a quien verdaderamente somos, seres excepcionales. Cierto es que enfrentarse a nuestra propia sombra no es una tarea sencilla pero si nos atrevemos lo acabaremos agradeciendo. Hay que intentar evitar que las emociones o las circunstancias tomen el control de nuestra vida, pues se debe aprender a manejarlas.
El mundo puede cambiar si uno cambias su manera de pensar y actuar. Hay que ser propios dueños pero no se puede esperar a que llegue el golpe de fortuna sentados en el sofá. Tu esencia, aunque algo escondida, ya está en ti.
¡Solo hay que atreverse a descubrirla!