Alimentación: la importancia de comer sanamente
La alimentación es una práctica esencial para el ser humano, por ende, debe ser lo más correcta posible, en cantidades, tipos de alimentos y el consumo, todo esto para poder prevenir la aparición de diversas enfermedades.
Alimentación y tratamiento homeopático
La alimentación tiene una importancia primordial en el tratamiento homeopático, dado que una mala alimentación se convierte en un obstáculo para conseguir los propósitos terapéuticos en homeopatía, por lo tanto, se hace indispensable tener presente las recomendaciones acerca de los hábitos alimentarios para tener éxito en el tratamiento homeopático.
La ciencia ha demostrado que los alimentos procesados y ultra procesados desencadenan una cascada de procesos que terminan convirtiéndose en factor de riesgo para desarrollar muchas de las enfermedades crónicas degenerativas.
La evidencia muestra que hay una correlación directamente proporcional entre el desarrollo de la industria alimenticia, la introducción de los productos procesados, ultra procesados y el incremento de las enfermedades crónicas degenerativas, especialmente la Diabetes Mellitus tipo 2, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cánceres.
La alimentación y su implicación en la salud
Los alimentos son moduladores epigenéticos que modifican el ADN y tienen la capacidad de regular la expresión de muchos de nuestros genes tanto para mantener la salud como para desencadenar las enfermedades. Nuestras elecciones alimentarias y nuestro estilo de vida tienen un efecto profundo en la actividad de nuestro ADN.
Lo que elegimos comer, el estrés que vivimos o evitamos, el ejercicio que hacemos o dejamos de hacer, la calidad de nuestro sueño y hasta las relaciones que tenemos, determinan en buena medida cuáles de nuestros genes se activan y cuáles permanecen suprimidos.
Por eso, es muy importante diferenciar entre alimentos saludables y no saludables al momento de elegir lo que comemos porque, definitivamente la calidad de la alimentación es un factor determinante entre mantener la salud y contraer enfermedades.
Muchas de las enfermedades crónicas pueden demorar entre 15 y 20 años en proceso de incubación antes de manifestarse clínicamente, entonces, falsamente se cree que la enfermedad comienza en el momento que los síntomas se manifiestan y que nada tiene que ver con lo que comemos, pero la ciencia nos ha demostrado que muchas enfermedades están muy vinculadas con nuestras elecciones alimenticias y del estilo de vida que se tenga.
Lo que sucede es que los mecanismos compensatorios del organismo evitan que los síntomas aparezcan de inmediato sino mucho tiempo después de haber tenido exposición prolongada a los malos hábitos alimenticios, el organismo se descompensa y aparecen los síntomas clínicos de la enfermedad.
El efecto de los alimentos procesados
El procesamiento industrial de los alimentos produce alteraciones en la composición y en la calidad de los mismos, privándolos de los nutrientes esenciales, al tiempo que les agrega sustancias indeseables que al ser consumidas desencadenan alteraciones en el sistema metabólico y en el sistema inmunológico lo cual favorece los factores de riesgo para las enfermedades crónicas.
La prevalencia de estas enfermedades ha aumentado en todos los grupos de edad y son una causa importante de discapacidad y muerte prematura.
La industria de los alimentos promociona los productos procesados y ultra procesados como si fueran de alto valor nutritivo, lo cual induce al consumidor desprevenido a elegirlos sin contrastar la información y esta modificación en los hábitos alimenticios está propiciando la proliferación de enfermedades crónicas.
No es casual que estas enfermedades tengan una prevalencia creciente y sostenida en la población concordante con los cambios en los hábitos alimenticios.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), con una alimentación saludable que incluya frutas y verduras se podrían evitar el 14% de las muertes por cáncer gastrointestinal, cerca del 11% de las muertes por enfermedad coronaria y cerca del 9% de las muertes por enfermedad cerebrovascular.
Respuesta inflamatoria y su implicación en la enfermedad
La respuesta inflamatoria es fundamental para la supervivencia, consiste en un mecanismo natural de protección del organismo para defenderse de todo aquello que considera como una potencial amenaza, pero la inflamación cuando se convierte en un proceso crónico, el cual es el desencadenante de muchas de las enfermedades crónicas degenerativas como:
- Diabetes
- Obesidad
- Enfermedades cardiacas
- Cáncer
- Artritis
- Enfermedades neurodegenerativas
- Embolias
- Enfermedades hepáticas
- Ciertas enfermedades respiratorias
Las elecciones alimenticias pueden propiciar la respuesta inflamatoria, al cambiar la forma en que se expresan los genes cuando el organismo identifica que existe una potencial amenaza.
Esto es lo que sucede cuando se consume alimentos procesados y ultra procesados, con alto contenido calórico y bajo valor nutricional, que tienen altos niveles de azúcar, sal, y grasas.
Cualquier comida alta en carbohidratos genera un aumento rápido de la glucosa circulante en sangre. Para compensarlo y mantener la glucosa dentro de rangos normales el páncreas secreta insulina, pues el exceso de glucosa es tóxico para las células. Con el tiempo los receptores de insulina se desensibilizan, lo que hace que se necesite más insulina para procesar la misma cantidad de glucosa.
Esto se llama resistencia a la insulina. La glucosa deja de almacenarse como glucógeno o grasa, aunque el páncreas produzca cada vez más cantidad de insulina, el sistema falla, lo que propicia que haya siempre un exceso de glucosa circulante en sangre.
Las moléculas de glucosa circulantes en la sangre al entrar en contacto con otras moléculas del cuerpo les infringen daño, produciéndose un fenómeno llamado glicación, cuanta más glucosa en la sangre, más se produce la glicación.
Los niveles de glucosa y la glicación son directamente proporcionales y esto se mide a través de un examen conocido como test de hemoglobina glicosilada A1c (HbA1c), que mide cuántas proteínas de glóbulos rojos se han glicado (dañado) en los últimos dos o tres meses. Un nivel elevado de HbA1c significa que los niveles de glucosa en la sangre se han mantenido altos en los últimos 2 a 3 meses.
El exceso de glucosa se depositada en forma de grasa y la grasa aumentan la producción de leptina
La leptina igual que la insulina fomenta la inflamación. Adicionalmente, la leptina es una citocina que desempeña un papel crucial en los procesos inflamatorios del cuerpo, porque tiene la función de crear otras moléculas inflamatorias en el tejido graso de todo el organismo, he ahí, porqué el sobrepeso y la obesidad favorecen procesos inflamatorios.
Entonces, así como el consumo de carbohidratos refinados estimula la producción cada vez mayor de insulina para modular los niveles de glucosa en la sangre, que a largo plazo deriva en una resistencia a la insulina, lo mismo ocurre con la leptina; cuando el cuerpo está sobrecargado y abrumado por sustancias que provocan disparos continuos de leptina, los receptores de esta hormona empiezan a desensibilizarse, lo cual deriva en una resistencia a la leptina.
La ingesta de carbohidratos refinados propicia que se deposite más grasa, la cual hace que se aumenten los niveles de leptina, en consecuencia, los receptores se vuelven resistentes a la leptina.
Alimentación saludable
Una alimentación saludable es aquella que aporta las calorías y nutrientes que necesita el organismo, para un funcionamiento óptimo y contribuye a la prevención de las enfermedades y en consecuencia al mantenimiento de la salud.
La alimentación saludable debe mantenerse durante todas las etapas de la vida, especialmente en los periodos críticos en que se forman y desarrollan los órganos como el cerebro y los sistemas como el inmunológico.
Dado que la calidad de la alimentación impacta de manera determinante en las competencias cognitivas y comportamentales, así como en los factores de riesgo para contraer las enfermedades es importante la calidad de cómo se realice esta acción.
La alimentación saludable debe basarse en el consumo diario de:
- Frutas
- Verduras
- Cereales integrales
- Legumbres
- Proteínas magras: como el pescado
- Aceite vegetal